SPRINGFIELD, Massachusetts — El jugador más grande de todos los tiempos del baloncesto profesional de la NBA, Michael Jordan, vivió el viernes un sueño al entrar a formar parte del Salón de la Fama como cabeza principal de la Clase del 2009.
Junto a la ex gran figura de los Chicago Bulls, también se unieron a las leyendas de todos los tiempos el ex pívot David Robinson, de los San Antonio Spurs, y el base John Stockton, del Utah Jazz.
También entraron a formar parte del Salón de la fama el entrenador Jerry Sloan, de los Jazz, y C. Vivian Stringer, del baloncesto femenino universitario.
Jordan, que como profesional lo consiguió todo tanto a nivel de equipo, seis títulos de liga, dos medallas de oro olímpicas, como individual, recibió el último gran honor que lo inmortalizará para siempre. “Todo comenzó con un pequeño balón y estoy convencido de que si no hubiese existido esa realidad, seguro que muchos de nosotros hubiésemos tenido problemas en la vida, de ahí todo lo que significa el juego”, declaró Jordan en la rueda de prenda ofrecida por los que esta noche fueron introducidos de manera oficial. Jordan también dijo que, al contrario a lo que se podía pensar, el fin de semana no era como un homenaje a su figura, sino a todo el grupo. “Es un verdadero placer para mi formar parte de esta ceremonia y al contrario a lo que ustedes (periodistas) pueden pensar, no se trata de que yo vaya a entrar al Salón de la Fama, sino el grupo que formamos todos nosotros”, señaló Jordan. “Me siento muy orgulloso de formar parte de ellos y deben creerme, los voy a recordar siempre y será algo recíproco”.
Sin embargo, ni entre los compañeros de hoy de Jordan para formar parte del Salón de la Fama, ni probablemente en un futuro, haya un profesional que haya logrado todo lo que consiguió “Air” Jordan. Algo que tampoco hace feliz a Jordan, que no desea que le pongan el calificativo del “mejor”. “Es un privilegio, pero nunca podría darme a mi mismo ese calificativo por que no he podido enfrentarme a ninguno de los que ya han entrado en el Salón de la Fama”, explicó Jordan.
“Por lo tanto es pedirme demasiado y que además acepte ese calificativo”. Jordan no sólo se estaba refiriendo a los jugadores legendarios que ya forman parte del Salón de la Fama, sino a los compañeros de la Clase del 2009, como Robinson, que ganó dos títulos de liga con los Spurs y el premio de Jugador Más Valioso (MVP). Stockton, que junto al ex alero Karl Malone patentaron el imparable estilo de correr con el balón y pasarlo para ser una canasta segura, tiene récord de todos los tiempos en asistencias y robos. Sloan es el entrenador que más tiempo ha estado en un mismo equipo, y que ha conseguido 1.000 triunfos, mientras que Stringer se convirtió en la primera mujer entrenadora que llevó a tres equipos diferentes a la Final Four para ser todos ellos “competidores únicos”.
Pero Jordan siempre es especial y único y, por ello, los directivos del Salón de la Fama tuvieron que cambiar la ubicación de la ceremonia y llevarla al Symphony Hall de Springfield para que pudiera asistir un mayor número de espectadores. Después de hacer la presentación de invitados especiales entre los que estaban el ex entrenador y maestro de Jordan con la Universidad de Carolina del Norte, Dean Smith, Pat Riley, Jerry Colangelo, Tim Duncan y Scottie Pippen, entre otros, se inició la introducción oficial de los elegidos. El primero fue Robinson, quien volvió a demostrar su clase personal, al dar las gracias especialmente a su familia, y a los muchos profesionales que le ayudaron, entre ellos el entrenador Larry Brown.
“Es un honor increíble estar aquí, y lo que puedo decir es que Dios me ha guiado siempre por el buen camino y por eso a todos les doy las gracias”, destacó Robinson para luego abrazarse a Brown y George Gervin, otra de las leyendas de los Spurs. Le siguió Stockton, que estuvo apadrinado por el ex base Isiah Thomas, y al igual que Robinson, admitió que sólo gracias al apoyo recibido por su familia, los entrenadores, como Sloan, la organización de los Jazz y compañeros como Malone pudo estar 19 años en la competición. “Con todo su apoyo pude lograr el sueño de llegar a lo más alto como jugador de la NBA y del equipo nacional de Estados Unidos”, destacó Stockton en su discurso de aceptación.
“El único que no quiso ayudarme fue Michael (Jordan)”, bromeó Stockton al referirse a los dos títulos que perdió Jazz ante Bulls. Stringer aseguró en el estrado que hace tiempo había pagado para ver el Salón de la Fama y ahora formaba parte de él tras haber ganado 825 partidos como entrenadora y haber ayudado a muchas mujeres para que ahora puedan competir como profesionales.
“Es un honor único el haber formado parte de un grupo de personas y profesionales como Ronbinson, Stockton, Sloan y Jordan, por lo que mi satisfacción es completa”, destacó Stringer en su discurso. Como se esperaba Jordan fue dejado para el final de la histórica ceremonia y todos los que recordaron su figura fueron unánimes al describirlo como “excepcional” y “único”. De ahí que cuando salió al estrado, con lágrimas en los ojos, todos los asistentes se pusiesen de pie para darle una gran ovación, y luego dejar que volviese a ser el mismo Jordan de siempre, imparable, espontáneo y ganador.