Los Yankees ya tienen sus anillos de campeón
NUEVA YORK — Una vieja pero sana costumbre regresó al Yankee Stadium el martes: la repartición de los anillos de campeones de la Serie Mundial.
La tradición tuvo un paréntesis de 10 años, pero los Yanquis de Nueva York demostraron que no han perdido el toque justo de clase y pompa para vanagloriarse por el 27mo campeonato de su historia.
Durante un acto de 15 minutos, Yogi Berra y Whitey Ford, dos leyendas del club que entre si acumulan 16 campeonatos, fueron los encargados de repartir los estuches con las sortijas de oro blanco y 119 diamantes, todas incrustadas con las palabras “Tradición” y “Unidad”.
Mariano Rivera, Jorge Posada, el capitán Derek Jeter y Andy Pettitte recibieron su quinto anillo tras haber esperado una década desde la última consagración.
Alex Rodríguez finalmente recibió el suyo, el laurel que tanto había anhelado desde su debut con Seattle en 1994. El tercera base no ocultó su satisfacción, al besar el estuche y mostrárselo a la afición.
“Es una bendición y después de tanto tiempo tiene una significado hermoso”, dijo a la AP Rivera, el cerrador panameño de 40 años. “Y debe ser más especial para los nuevos, como Alex. Sé lo que deben estar sintiendo. Pero ahora hay que salir a buscar el sexto”.
De hecho, el primer anillo fue entregado 20 minutos antes del inicio de la ceremonia. Fue cuando Jeter y el piloto Joe Girardi fueron al palco privado de George Steinbrenner, quien se quitó el anillo por el campeonato de 2000 y se puso el séptimo desde que es dueño del club. De frágil salud a sus 79 años, Steinbrenner apenas presenció tres juegos el año pasado, el partido inaugural y los dos primeros de la Serie Mundial.
Pero el momento más emotivo de la ceremonia tuvo como protagonista a un jugador que ya no está en el club: Hideki Matsui, el Jugador Más Valioso de la pasada Serie Mundial
Los Yanquis decidieron desprenderse del japonés al considerar que ya era demasiado viejo (35 años) y propenso a las lesiones. Matsui se mudó al sur de California y firmó contrato con los Angelinos de Los Angeles, que por obra de la casualidad dentro del calendario fueron los rivales en el primer partido de la campaña en la Catedral del Bronx.
Mientras los fanáticos aplaudían de pie, Jeter encabezó a sus compañeros en el centro del diamante para fundirse en abrazos con Matsui. Sus ex colegas le hicieron una broma, ya que en principio le dieron un anillo falso. Se percató de la misma cuando Girardi le entregó el verdadero.
También hubo una ovación cerrada para Bernie Williams, el idolatrado jardinero puertorriqueño que por segundo año consecutivo se presentó al nuevo estadio de los Yanquis. Williams hizo el simbólico primer lanzamiento.
¿Y que harán con los anillos? Irán a diversos sitios, como algún familiar querido, pero lo seguro es que casi nadie pretende mostrarlos en público.
“No me gusta captar la atención. No es lo mío”, dijo Rivera. “Se quedan guardados en un lugar muy seguro”.
“Yo sólo los pruebo para ver cómo que quedan, pero de inmediato los guardo porque sé que después los pierdo”, indicó el receptor Posada.
Rodríguez señaló que no tendrá reparos en ponérselo: “Varios andan diciendo que no se lo pondrán … Yo sí, y me lo pondré todos los días”.
Para el venezolano Francisco Cervelli, suplente del boricua Posada, el plan es empezar su propia colección porque “van a venir muchos más”.
Los Yanquis también izaron la bandera de campeones. Una imagen impresionante y que intimida a los visitantes: un total de 27 banderas que desde el techo soplaban fuerte por el viento.
Este es la segunda temporada en el nuevo estadio, pero a la distancia se podían apreciar las ruinas del viejo parque al cruzar la calle 161. En ese sitio, donde ganaron los 26 títulos previos, ya sólo quedan en pie remanentes de las tribunas del jardín derecho como parte de un lento proceso de demolición.