El propietario de los Yankees, George Steinbrenner, ícono de esta franquicia, falleció el martes en la mañana, confirmó su familia a través de un comunicado.
“Con una profunda tristeza, la familia de George M. Steinbrenner III anuncia su fallecimiento. Éste falleció esta mañana en Tampa, Fla., a la edad de 80 años”, indicó la familia.
“Fue un hombre increíble y muy caritativo. Fue un visionario y un gigante de los deportes. Tomó a una franquicia hundida en conflictos y la regresó a la ruta ganadora”.
La publicación The New York Daily News reportó primero que Steinbrenner murió a las 6:30 a.m. ET del martes en Tampa, Fla.
WABC-TV en Nueva York reportó que Steinbrenner, dueño de los Yankees desde 1973, sufrió un infarto masivo.
Según los reportes, Steinbrenner, quien celebró su cumpleaños 80 el pasado 4 de julio, fue llevado a la sala de emergencia del hospital St. Joseph en Tampa el lunes en la noche, luego de que las unidades de emergencias médicas respondieran a un llamado emitido desde su residencia.
El portavoz Howard Rubenstein confirmó estos reportes. De inmediato, las banderas fueran llevadas a media asta en el Steinbrenner Field, el complejo de entrenamiento primaveral de los Yankees.
La familia agregó que los servicios funerales serían realizados en privado, aunque existe la posibilidad de que se realice un servicio adicional que estaría abierto al público.
Steinbrenner se hizo famoso por sus peleas. Se enemistó con Yogi Berra, gloria yanqui, y despidió dos veces al irascible mánager Billy Martin.
Steinbrenner estaba delicado de salud desde hacía años y ralizaba pocas presentaciones públicas. Visitó solo cuatro veces el nuevo estadio de los Yanquis, inaugurado en el 2009.
“Era una persona muy sensible”, declaró Hal Steinbrenner, quien sucedió a su padre como gerente general del equipo.
Con su blazer azul y su jersey de cuello alto, fue sinónimo de éxito empresarial.
A finales del 2007, Steinbrenner cedió el control de las operaciones diarias de la legendaria franquicia a sus hijos Hal y Hank.
Bajo su mandato, los Yankees conquistaron 11 banderines de la Liga Americana y siete títulos de Serie Mundial.
Cuando Steinbrenner encabezó un grupo empresarial que adquirió el equipo en enero de 1973, prometió que los nuevos propietarios no se involucrarían demasiado en el manejo del equipo. Pero no fue así.
Durante más de 30 años Steinbrenner hizo honor a su apodo de “El Jefe”, dirigiendo el club con mano de hierro. Bajo su gestión, el equipo ganó siete series mundiales y once veces la Liga Americana.
Tuvo peleas constantes con Berra por más de una década y pagó para que le encontrasen trapitos sucios a Dave Winfield, a quien denostó públicamente, diciendo que se achicaba en los momentos decisivos.
Si bien la gustaba transmitir una imagen de firmeza, tenía su lado humorístico. Condujo una vez el programa cómico “Saturday Night Live”, payaseó con Martin en una publicidad y se doblaba de la risa al ver la imitación que hacían de él en la comedia “Seinfeld”.
Donó millones de dólares a obras de caridad, a menudo a condición de que no se diese a conocer su aporte.
Bajo su conducción, el valor de los Yanquis se multiplicó 100 veces en relación con los 8,7 millones de dólares que su grupo pagó en 1973. Gastó dinero con libertad, invirtiendo fortunas en figuras como Derek Jeter, Reggie Jackson, Alex Rodríguez, Torre y otros, en la esperanza de sumar otro título.
“Ganar es lo más importante en mi vida, después de respirar”, le gustaba decir. “Primero respirar, luego ganar”.
Steinbrenner estuvo interesado en otros deportes también. Fue asistente del técnico en fútbol estadounidense con las universidades de Northwestern y de Purdue en la década de 1950 e integró un grupo que compró a los Cleveland Pipers de la Liga Americana de Béisbol en los años 60.
Fue vicepresidente del Comité Olímpico Estadounidense entre 1989-96 e inscribió seis caballos en el Derby de Kentucky Derby, sin ganarlo nunca.
Su nombre, no obstante, estará asociado para siempre con los Yankees.
La afición aplaudió su estilo y su empeño en ganar a cualquier costo. Sus detractores le echan en cara que desató una escalada de salarios y acabó con el equilibrio competitivo en el béisbol.
Nunca dirigió un partido, como hizo una vez Ted Turner cuando era propietario de los Bravos de Atlanta. Pero controló todo lo demás. Una vez le pareció que había demasiados autos en la playa de estacionamiento del estadio y fue con un empleado y controló personalmente las credenciales de cada conductor, para asegurarse de que tenía el permiso correspondiente.
Jamás se disculpó por su estilo avasallador, que le costó varios sinsabores.
Fue suspendido dos veces por períodos prolongados. En una ocasión lo inhabilitaron por dos años y medio por pagarle a un individuo para que le buscase trapitos sucios a Winfield. En otra, lo suspendieron 15 meses tras declararse culpable de haber hecho contribuciones ilegales a políticos durante la era de Watergate.
“No siempre hice las cosas bien y no siempre tuve éxito, pero lo intenté”, declaró Steinbrenner en el 2005.
La muerte de Steinbrenner ha tomado lugar apenas dos días luego de que falleciera el anunciador de los Yankees Bob Sheppard, a la edad de 99 años.
Información de AP fue utilizada en este reporte.