El equipo menos esperado acaba con la sequía de los Gigantes
The Associated Press
ARLINGTON, Texas — El letrero que llevaba uno de los cientos de aficionados de los Gigantes que habían hecho el peregrinaje desde San Francisco no podía plasmarlo de mejor forma: “56 Años de Tortura. Se acabó”.
Willie Mays, Juan Marichal, Orlando Cepeda y Barry Bonds no pudieron lograrlo en 1962, 1989 y 2002. Pero a Buster Posey, el sensacional receptor novato, le tomó apenas un año conseguir el primer campeonato de Serie Mundial para la ciudad de San Francisco.
Los Gigantes se instalaron en el norte de California, en la ciudad con la escénica bahía, en 1958, cuatro años después de haber conquistado su último título. Mays y compañía tenían su feudo en el desaparecido Polo Grounds, un estadio situado en el barrio del Harlem de Nueva York.
Desde entonces, el equipo sólo supo de frustraciones y fracasos en el mes de octubre.
Felipe Alou aún recuerda con amargura el toque de sacrificio que no supo ejecutar para mover a su hermano a Matty en la novena entrada del séptimo juego de la serie de 1962 contra los Yanquis. Willie McCovey dio después una línea dura que el segunda base Bobby Richardson atrapó estirando el brazo izquierdo.
Will Clark era su gran figura en 1989, una serie que perdieron por barrida ante sus vecinos Atléticos de Oakland. Una serie más bien recordada por haber sido interrumpida durante 10 días debido a un terremoto.
Estuvieron a sólo seis outs del título en 2002, en una serie en la que Bonds disparó cuatro jonrones, pero el bullpen no supo preservar la ventaja en el sexto juego ante los Angelinos de Anaheim y al día siguiente sucumbieron en el séptimo.
Marichal, Mays, Cepeda, Gaylord Perry y McCovey conforman el quinteto de jugadores que se encuentran en el Salón de la Fama que formaron parte del conjunto de 1962.
“A veces tienes un gran equipo y nunca ganas”, dijo Marichal, el derecho dominicano que fue a 10 Juegos de Estrellas en su carrera con los Gigantes. “Esto es un alivio por lo que no pudo ser, pero me da más alegría por la afición. San Francisco se lo merece después de tanto”.
Para su compatriota Alou, la consagración del lunes en Texas también sirve para enterrar malos recuerdos.
“Lo de 1962 siempre había quedado como una huella amarga en mi carrera, en mi vida”, dijo Alou, quien dirigió al equipo entre 2003-06. “Con esto siento que se me quita un peso de encima”.
“Esta es una victoria para todos nosotros”, añadió Cepeda, otro de los cinco integrantes de Cooperstown.
Posey, el receptor de 23 años que debutó en mayo y que es la imagen de un chico que aún debería estar en la escuela secundaria, dijo sentirse abrumado.
“No me lo creo, debo ser humilde”, comentó Posey. “Mis antecesores son gente que son los mejores de todos los tiempos … lo lindo es que podemos compartirlo con ellos”.
Su actual manager Bruce Bochy les describió perfectamente como un equipo de personajes estrafalarios, algunos en el ocaso de su carreras y descartes.
Y así fue que el momento decisivo se produjo en la séptima entrada del juego del lunes, rompiendo lo que había sido un magnífico duelo de lanzadores entre Tim Lincecum y Cliff Lee.
Cody Ross, el jardinero que los Gigantes adquirieron en agosto cuando Florida le dejó libre, abrió con un sencillo. Juan Uribe, el tercera base dominicano que tuvo más de un batazo clave, conectó otro sencillo. Luego vino Aubrey Huff y ejecutó bien el primer toque de sacrificio de su carrera.
Con dos outs, fue el turno de Edgar Rentería, el campocorto que al iniciar la serie decía abiertamente que contemplaba el retiro.
Rentería trituró una recta cortada en cuenta de 2-0, esperando una eternidad para que la pelota cruzara la cerca del jardín izquierdo y central.
Increíble lo de Rentería. Mientras muchos jugadores sueñan con dar el hit decisivo en una Serie Mundial, el colombiano puede presumir que lo ha hecho dos veces.
Rentería ya lo había con Florida en el séptimo juego de la serie de 1997.
“Esto es lo más grande que me ha sucedido en mi carrera y lo estoy disfrutando mucho”, dijo Rentería, quien sumó su nombre a los de los mitos Lou Gehrig, Joe DiMaggio y Yogi Berra como los únicos que han conectado dos veces el hit decisivo de un Clásico de Otoño.
Con su promedio de .412, más dos jonrones y seis remolcadas, Rentería fue proclamado como el Jugador Más Valioso y probablemente tendrá que postergar sus planes de retiro.
“No me canso de repetirlo, este equipo se caracterizó porque no nadie se creía la estrella, sin egos”, declaró Andrés Torres, el jardinero puertorriqueño que después de una tortuosa trayectoria vino a establecerse como titular en San Francisco.
Y ahora los Gigantes pueden salir del purgatorio de los equipos con largos ayunos sin campeonatos, como los Medias Rojas y Medias Blancas lograron hacer en la última década. Ahora quedan los Cachorros e Indios.