Misión cumplida para Dirk Nowitzki, ya puede presumir que es campeón en la NBA.
Latin Faces
MIAMI –Nowitzki y los Dallas Mavericks se proclamaron el domingo campeones por primera vez en su historia, pasándole por encima a LeBron James y al Miami Heat.
Jason Terry encestó 27 puntos, Nowitzki agregó 21, el puertorriqueño José Juan Barea añadió 15 y los Mavericks derrotaron con autoridad 105-95 a Miami en el sexto juego de la serie final.
Los Mavericks ganaron cuatro de los últimos cinco partidos de la final, un giro que no pudo ser más dulce tras la amargura de 2006, cuando les tocó ver al Heat celebrar su primera corona en Dallas al imponerse en el sexto duelo.
“Hoy” dijo Terry, “logramos nuestra reivindicación”.
James no logró la suya. Ni siquiera se acercó, y un año diferente a los demás terminó como todos han acabado hasta ahora en su carrera: sigue esperando por un título de la NBA.
James coló 21 puntos para Miami, aunque pasó mayormente inadvertido después de los primeros minutos. Chris Bosh aportó 19, Mario Chalmers añadió 18 y Dwyane Wade anotó 17 para el Heat.
Cuando todo acabó, el propietario Mark Cuban corrió hacia la cancha para abrazarse con el entrenador Rick Carlisle.
El protagonismo fue para el alemán Nowitzki, quien fue consagrado como el jugador más valioso de la final tras cargarse al equipo encima, con una dolencia en un dedo y hasta jugar un partido afiebrado.
Rick Carlisle, el entrenador de los Mavs, se unió una grupo selecto, aquellos que han ganado títulos de los NBA como jugador y como entrenador. Únicamente 10 hombres más están en esa lista, incluyendo al presuntamente retirado Phil Jackson y al presidente del Heat, Pat Riley –quien guió a Miami sobre Dallas en 2006, y fue el cerebro detrás de lo que hizo el Heat el verano pasado al congregar a James, Wade y Bosh en el mismo equipo con la idea de convertirse en una dinastía.
Todavía puede ocurrir, por supuesto.
Pero incluso después de 72 victorias esta temporada, incluidos los playoffs, el Heat perdió el último partido. Y eso significa que este año fue una decepción –pero no para casi todos los demás en la NBA, o al menos eso parece.
Odiar al Heat se convirtió en la moda de la NBA esta temporada. El equipo tenía detractores por todas partes, desde Cleveland (donde las camisetas que decían “Cavs por los Mavs” fueron populares durante esta serie final) hasta Chicago (la ciudad con la que James y Wade coquetearon el año pasado) y en casi cualquier otro lugar.
Dallas asumió el control en la segunda mitad después de algunos titubeos en los primeros dos cuartos. Miami tuvo la ventaja por última vez en el partido –y en la temporada– a los 64 segundos de la segunda mitad, la perdió 16 segundos después y se la pasó persiguiendo a los Mavericks durante el resto de la noche.
Nunca los alcanzaron.
Jason Kidd, a sus 38 años, obtuvo su primer campeonato. Nowitzki logró el suyo a los 32, Terry a los 33. Ellos salían en la pantalla de su estadio en Dallas durante esta serie en lo que parecía una constante repetición, cada uno posando con un trofeo de la NBA y mirándolo con ansias, a pocos centímetros, como si estuvieran diciendo “tan cerca, y aún tan lejos”.
Nowitzki selló el juego cuando quedaban 2:27, al anotar un tiro cerca de la banca de Miami para dejar a Dallas arriba 99-89, y algunos aficionados comenzaron a irse. Nowitzki caminó despacio hacia el lado de los Mavericks, con su puño derecho cerrado y levantado en el aire.
El lo sabía. Todos lo sabían. El entrenador del Heat, Erik Spoelstra, imploró a su equipo cometer faltas en el último minuto, y ni siquiera así pudieron alcanzar a los Mavericks.
“Todas esas singulares historias individuales es lo que nos impulsó a esta victoria”, dijo Terry.
Associated Press