La australiana rompió todos los pronósticos al ganar el Abierto de Estados Unidos tras superar a la norteamericana Serena Williams, por 6-2 y 6-3, en 1 hora y 11 minutos
La australiana Samantha Stosur rompió todos los pronósticos al ganar el Abierto de Estados Unidos tras superar a la gran favorita, la norteamericana Serena Williams, por 6-2 y 6-3, en 1 hora y 11 minutos.
Stosur, una consumada doblista que en esta modalidad ya había ganado Wimbledon y Roland Garros, decidió hace tres años centrarse en su carrera como jugadora de individuales y alcanzó en la pista de tenis más grande del mundo el momento álgido de su carrera al ganar su primer ”major” en individuales.
La australiana jugó un primer set perfecto. Saltó a la pista con una táctica muy definida y la ejecutó a la perfección. Stosur desplegó un juego muy sólido, sin apenas cometer errores, y moviendo de un lado a otro a la jugadora norteamericana, que de esta forma perdía precisión en sus potentes golpes.
Además, Stosur se mostró intratable al servicio y restó a la perfección. En apenas media hora se apuntó la primera manga ante un Arthur Ashe atónito ante la paliza que había recibido la gran favorita al título.
El signo del partido pudo cambiar tras el primer juego del segundo set. La australiana logró un punto de ”break”, que luego aprovechó, por decisión de la juez de silla, después de que Serena celebrara con un grito de “c”mon!” (¡vamos!) antes de que la bola botara por segunda vez y de que la australiana tratara de devolverla.
La decisión provocó la cólera de la Williams que se enzarzó en una discusión con la árbitro. El público reaccionó en favor de su jugadora y ésta consiguió reponerse en el partido y situarse con 2-1 a su favor.
Stosur supo aguantar esos malos minutos y apaciguó las embestidas de Williams. La australiana no se salió de su guión. Esperó su oportunidad y con dos nuevos ”break”, en el séptimo y noveno juego, conquistó el título que no conseguía una jugadora de su país desde 1973.