Adrian Newey, el genio que diseña los coches de Red Bull, reconoce que no descarta ir a Maranello: “Para mis hijos sería un trastorno vivir en Italia, pero todos lo ambicionamos, igual que los pilotos”.
Una idea, talento e inteligencia. Así se construye la magia. En Red Bull han sabido reconocer cuál es el elemento clave en la Fórmula 1 de hoy para diferenciarse de los demás. Ésa es la razón por la que en su sede de Milton Keynes hay una enorme sala con más de noventa ingenieros aerodinámicos trabajando en sus ordenadores de última generación. Y, muy especialmente, la causa de que un día decidieran fichar a uno de los mejores diseñadores de la historia. Adrian Newey es uno de los secretos del éxito de la escudería energética, junto a Sebastian Vettel, aunque él mismo no se reconoce en un genio: “El 95 por ciento es trabajo y el 5 por ciento restante inspiración. Hay que trabajar muy duro e innovar siempre”.
El hombre que ha ideado los coches con los que Vettel ha logrado sus dos títulos admite que Ferrari, como escudería legendaria, es un objetivo en la carrera de todo aquel que trabaja en la F-1 y no cierra ninguna puerta: “No hay un motivo especial por el que no esté en Ferrari. Nunca se ha dado el momento oportuno para que esa situación se produzca. También mi familia, mis hijos están en Inglaterra y para ellos vivir en Italia sería un trastorno. Es una lástima, porque es un gran equipo y muchos pilotos ambicionan correr algún día en Ferrari… Lo mismo ocurre con los ingenieros”.
En una charla con María José Berbegall, de ‘Canal 9’, el británico admite también que el germen de todo lo que está logrando Red Bull es el coche de 2009 y la base del próximo monoplaza que será… “azul, claro”. “La gente afirma que yo he dicho que impresionará, pero yo no lo he dicho. Será una evolución del RB5, el coche que inició la serie. El monoplaza del año pasado está basado en ese modelo, también el de 2011. El RB5 es el padre de todos. Lo entenderíais si dibujara en un papel las nuevas partes de este año… pero no lo puedo hacer, lo siento”. Antes de aquel coche de 2009, el hombre que consiguió que los Williams se mostraran tan superiores y lograran una racha de títulos mundiales en los años 90 y Mika Hakkinen fuera campeón con McLaren en 1998 y 1999 llevaba diez años sin ganar. Hoy es, junto a Ross Brawn, la única persona de la F-1 con ocho campeonatos.
En la sede del equipo, además de computadoras del futuro, también hay un tablero con lápices y papel de dibujo. Es el rincón del genio: “Es mi hábito de creación. Creo que ya soy muy mayor, crecí con papel y lápiz, así que para mí es fundamental. Es lo que siempre he hecho y nunca se puede olvidar. Es como la lengua. Tienes que comunicar todo lo que tienes en tu cabeza al resto de alguna forma, y yo lo comunico al resto del equipo con el papel”. Es su idioma, el de los auténticos magos.