R.D. celebró antes de jugar en la quinta jornada
SANTO DOMINGO – Otra Serie del Caribe, otro triunfo dominicano.
Con la derrota a primera hora de México ante Puerto Rico el lunes, los Leones del Escogido se coronaron campeones de la 54 edición del Clásico Caribeño. Claro, no hubo grandes celebraciones en el terreno de juego, pero la alegría sí se sintió en el clubhouse del equipo local.
“Me siento contento, aunque sea celebrando la derrota de otro equipo”, dijo Erick Almonte, quien en su primer Clásico Caribeño fue uno de los principales protagonistas del equipo con tres carreras empujadas en sus primeros cuatro partidos del torneo. “Me siento bien porque pude aportar.”
En una Serie que fue dominada por el pitcheo abridor en sus primeros nueve partidos, nadie brilló más en ese sentido que el cubano Raúl Valdés, quien el sábado vs. Puerto Rico permitió una sola vuelta inmerecida para llevar a los Leones del Escogido a la victoria sobre los Indios de Mayagüez.
“Me siento bastante bien y contento”, dijo el zurdo Valdés, quien tuvo un gran invierno en la Liga Dominicana, “ya que pudimos ganar la República Dominicana como país sede.”
Para Dominicana éste es su título número 19 en Series del Caribe. Los Leones del Escogido llevan ahora cuatro coronas en el Clásico Caribeño, incluyendo dos de los último tres bajo el mando del gerente general Moisés Alou y el manager Ken Oberkfell. Con su triunfo en el 2012, Oberkfell se convierte en el primer dirigente de la historia de los “melenudos” en ganar dos Series del Caribe.
“Para esto es que uno juega”, dijo Oberkfell luego de la derrota de México el lunes. “Estoy contento por los jugadores, los dueños y el país. Es bien divertido, pero sabíamos de antemano que íbamos a tener bastante buen equipo.”
Otro héroe norteamericano del equipo de la República Dominicana, Andy Dirks, se vio contento pero comedido en el clubhouse de los ganadores.
“Se siente bien”, dijo el autor de varios momentos inolvidables en los triunfos de los Leones en un lapso de ocho días. “Fue un poco anti-climático porque no tuvimos que ganar un juego. Hicimos nuestro trabajo.
“Fue un gran partido entre México y Puerto Rico”, continuó el jardinero estadounidense. “Estábamos viendo y fue emocionante.”
Alguien que no llegó a ver la reacción de Puerto Rico y el hit decisivo de Luis Figueroa ante México fue Pablo Ozuna, otra figura clave del equipo dominicano en este torneo. Ozuna dejó su casa en Boca Chica con los Yaquis ganándole 3-0 a los Indios, así que llegó al estadio con la mentalidad de jugar un partido importante en la noche. Se enteró de lo sucedido en el primer encuentro de la jornada al pisar los camerinos del Escogido.
“Cuando llegué me dijeron, ‘no, perdió México'”, contó Ozuna. “Dije, ‘¿Qué?.’ Fue una sorpresa; yo quería ganar ahí afuera, que la celebración es más intensa. Pero lo aceptamos así.
“Me siento bien contento”, continuó el infielder, quien bateó .412 en sus primeros cuatro partidos de la Serie. “Representar en tu tierra a tu país es algo bien difícil por la presión. Si no ganas nos fanáticos te van a caer encima. Lo mejor que tuvimos fue la química, la combinación de pitcheo con defensa, y gracias a Dios las cosas nos salieron bastante bien.”
Al no haber celebración en el terreno, ¿cómo sería el festejo de los campeones? Un Ozuna bien animado no vaciló en contestar: “A ritmo de merengue, bachata…en armonía.”