Toda la estructura que hace posible la carrera hípica más importante de EE.UU. -que se realizó este sábado- fue de mayoría hispana. El gremio más destacado son los jockeys con sus históricas victorias.
El Kentucky Derby, la carrera hípica más importante de Estados Unidos, que llena de gloria al jinete y caballo ganador, atrae a cientos de miles de aficionados a la pista de Churchill Downs y decenas de millones más por televisión prácticamente no podría realizarse sin la presencia de latinos.
Toda la infraestructura que está detrás de un evento como estos, desde los criaderos de los pura sangre, las granjas que procesan los alimentos, los mozos, los galopadores, los capataces y entrenadores entrenadores, hasta los dueños, tienen una significante representación hispana.
El sector que más se destaca, sin embargo, es el de los jockeys latinos que siguen obteniendo históricas victorias y muchos de los cuales han entrado al Salón de la Fama de las Carreras de Caballos.
Dos minutos de emoción
El Kentucky Derby, cuya edición 138 se corrió este sábado pasado en la ciudad de Louisville, se consideró como ‘los dos minutos más emocionantes en el mundo de los deportes’. Una carrera de dos kilómetros, con 20 ejemplares de tres años de edad y una tribuna de 160.000 espectadores gritando por su caballo favorito.
La ciudad de Louisville se transformó por dos semanas. Todos los medios nacionales e internacionales descienden sobre ella y lo único que se bebió, comió, se leyó, se respiró fue hípica.
A pesar de que es un festival limitado, con el Derby como su momento cumbre, detrás de todo eso hay un complejo que está operando 365 días a la semana. En los variados sectores y a todos los niveles de esa industria se encuentran hispanos, muchísimos de ellos.
No se sabe con exactitud cuántos latinos están vinculados a este mundo pero, por lo bajo, se estima que son 75% y podrían ser hasta 90%, dicen los entendidos.
‘Se ven hispanos en toda la industria. No puedo imaginarme, por ejemplo, ir a un criadero de caballos y no ver latinos’, dijo a BBC Mundo, Timothy Capps, director del programa Equino de la Escuela de Administración de Empresas de la Universidad de Louisville.
‘Es algo muy común y llevan décadas aquí, sin embargo, en los últimos 15 o 20 años se volvieron una parte significativa de la comunidad caballista’, expresó.
Los latinos de más alto perfil son los jockeys. Estos jinetes que ya habían cosechado triunfos en su país, empezaron a llegar a finales de los 50 y comienzos de los 60 atraídos por los jugosos premios que ofrecen los hipódromos de Estados Unidos.
Jockeys ganadores
Los pioneros de esa ola son jockeys como el panameño Lafite Pincay quien, al momento de su retiro en 2003, ostentaba el récord de más victorias hípicas. Otra leyenda es Ángel Cordero, un puertorriqueño que ganó el Kentucky Derby tres veces y también ganó en ocasiones separadas el Preakness y el Belmont, las otras dos carreras clásicas que componen la Triple Corona en EE.UU.
Ellos le abrieron el camino a la nueva camada de jinetes que ahora domina los hipódromos. John Velázquez, de Puerto Rico, que ganó el Kentucky Derby el año pasado, dijo a la BBC que ‘Ángel Cordero fue quien me trajo a Estados Unidos. Fue la primera persona que conocí aquí, aprendí de él y es mi inspiración como jinete’.
A pesar de que al comienzo las cosas no fueron fáciles para los jockeys latinos, en los últimos años han sido muy bien recibidos, expresó Velázquez.
‘Los latinos lo estamos haciendo muy bien porque venimos preparados y trabajamos a conciencia. Ya estamos muy adelantados cuando llegamos aquí, tenemos confianza y, si nos dan la oportunidad, la aprovechamos’, manifestó el campeón del Derby de 2011.
Lo que dice Velázquez está corroborado por las estadísticas. De los primeros cinco jinetes que aparecen el la lista de mayores premios acumulados en 2012, cuatro son latinos, según la empresa de estadísticas del sector Equibase.
‘Los mejores jockeys son latinos’, afirmó Julio Rubio, representante de la Asociación de Benevolencia y Protección del Caballerango (HBPA, por sus siglas en inglés). ‘Eso es porque las mejores escuelas de jinetes están en América Latina, Perú, Panamá, Puerto Rico’.
Rubio añadió que el tamaño natural de los latinos les ayuda a mantener ese peso liviano requerido para montar un pura sangre. ‘Para ellos es natural, se alimentan bien y no tienen problema’.
Pero la clave no solo está en los genes, señala John Velázquez. Hay que prepararse físicamente, hacer dieta, ejercicio y ‘estar fuerte para montar’, entre muchos otros requisitos.
‘Hay que estudiar y observar muchas cosas antes de la carrera. Cómo está la pista, si el caballo está nervioso, como están los otros, quien viene atrás, a quién le gusta estar cerca. Todo eso lo aprende uno con la experiencia’, aseguró el jockey.
También en los establos
Curiosamente, menciona John Velázquez, muchos de los caballos que montan en las carreras los ven por primera vez ese día.
Quienes se pasan la mayor parte del tiempo con los animales son los llamados caminadores, los mozos y los galopadores. Ellos caminan al caballo antes y después de sus ejercicios y carreras, se encargan del establo, de bañarlos, vendarlos y alimentarlos o de montarlos diariamente por la pista.
La mayoría de ese equipo son inmigrantes latinos. Julio Rubio indica que por ley, se ponen avisos en EE.UU. ofreciendo esos puestos de trabajo a residentes y ciudadanos pero pocos los solicitan y quienes responden ‘no duran ni una semana’.
‘Los latinos están acostumbrados a trabajar en el campo, cerca de los animales y saben manejarse con ellos, no les tienen miedo y por eso son muy buenos’, dijo a la BBC.
Para ellos se les tramitan visas temporales de trabajo conocidas como H2A y H2B, como las que se les ofrecen a los inmigrantes que vienen a trabajar en la agricultura.
Timothy Capps, del programa Equino de la Universidad de Louisville, comenta que el reciente debate sobre la inmigración podría tener un impacto sobre la industria hípica de la nación.
‘Estamos tomando medidas para que se reconozca el valor de estos trabajadores inmigrantes’, explicó. ‘El gobierno iba a limitar las visas pero el sector se opuso y decidieron no cambiar’.
Capps afirma que la disposición del trabajador latino, su excelente ética de trabajo, su puntualidad y ánimo los hace indispensable para cualquier dueño, criador o corredor de caballos. ‘Yo le daría cualquier caballo a uno de ellos hoy mismo para que lo cuide’, resaltó,
‘Si todos los latinos decidieran, por cualquier razón, devolverse mañana para sus países, tendríamos una gran dificultad manejando este negocio. Son muy importantes en todos los componentes de esta industria’.
Se han destacado también como entrenadores y dueños. Lázaro Barrera, de origen cubano, fue el último entrenador cuyo caballo, Affirmed, ganó la Triple Corona que es ganar las tres carreras clásicas: el Kentucky Derby, el Preakness de Baltimore y el Belmont de Nueva York el mismo año. La hazaña la logró en 1978 y Barrera entró en el Salón de la Fama.
‘La presencia latina no va a cambiar. Habrá más y mejores que se añadirán a los que ya están en el Salón de la Fama’, concluyó Timothy Capps.