Gracias a 39 puntos de Kevin Durant, los Golden State celebró el campeonato en su cancha y junto a su fanaticada
Golden State Warriors son los nuevos campeones de la NBA tras imponerse en el quinto partido de las Finalen de la NBA ante los Cleveland Cavaliers por 129-120 en un choque en el que los californianos estuvieron liderados por un estelar Kevin Durant. El alero fue la pieza clave para que los californianos lograran su segundo anillo en tres años.
Un título para el que partían como favoritos desde principio de temporada y que no dejaron escapar tras perder su primer ‘match ball’ en Cleveland. Los Warriors saltaron a la cancha con la intensidad que les había faltado en el anterior envite de las Finales y con un excelso Kevin Durant, que terminó con 39 puntos, pronto dejaron claro que esta era su noche.
Siempre a lomos del alero y a la velocidad que marcaba Curry los californianos se sobreponían a las cinco pérdidas cometidas en el primer acto del choque y pronto tomaban las riendas del choque gracias a su acierto en ataque, pero sobre todo a su capacidad para aislar a LeBron James en el ataque de los Cavs, que apenas encontraron la ayuda de un espectacular JR Smith y la solvencia de Irving en los dos primeros cuartos.
Por contra Durant contaba con el apoyo de un escudero de lujo como Stephen Curry, que recuperó la sonrisa perdida en el cuarto partido y terminó con 34 puntos y 10 asistencias, y con un secundario como Andre Iguodala que recordó al MVP de las Finales de 2015 con 20 tantos y el oportunismo de aparecer cuando más se le necesitaba.
Con estos argumentos y la falta de respuesta de unos Cavaliers demasiado dependientes de LeBron los Warriors encontraron la redención por lo ocurrido el pasado curso y se olvidó de la maldición del 3-1 para reinar de nuevo en la NBA, poniendo el broche esperado a la espectacular campaña del equipo que había marcado el paso durante la temporada regular.