BOSTON
David Ortiz caminó hasta el micrófono, se enjugó las lágrimas y aguardó a que la multitud que atestó el Fenway gritara “¡Papi” algunas veces más.
Los Medias Rojas aguardaban afuera del dugout. Los Angelinos de Los Ángeles se tocaron la visera de la gorra en señal de respeto. Amigos, familiares y dignatarios de dos países estaban apostados a orillas del diamante. Tres trofeos de la Serie Mundial brillaban bajo el sol del atardecer.
Los miembros del Salón de la Fama Carl Yastrzemski, Pedro Martínez, Wade Boggs y Jim Rice _cuyos números precedieron al de Ortiz en la fachada del Fenway_ fueron los únicos que podían saber lo que sentía.
“Es un honor ver mi número junto al de todas esas leyendas”, afirmó el pelotero dominicano antes de que el 34 que utilizó fuera develado el viernes en las gradas del jardín derecho.
“Recuerdo haber practicado bateo en este campo; siempre trataba de pegarle a esos números. Pero nunca pensé en tener mi número allá arriba”, afirmó. “Cada jugador que está allá arriba hizo cosas que son muy, muy especiales para este equipo de pelota y esta comunidad”.
Ortiz se retiró la campaña pasada como uno de los jugadores ofensivos más productivos en la historia de la franquicia, y como el pelotero más importante en portar un uniforme de los Medias Rojas en un siglo. Con tres títulos de la Serie Mundial _incluido el campeonato de 2004 que puso fin a una sequía de 86 años para el club_ Ortiz sacó al equipo de su dinastía de decepciones y le dio a una nueva generación de bostonianos una razón para volverse a enamorar de los Medias Rojas.
Pero fue el discurso de Ortiz tras los atentados del Maratón de Boston el que lo consolidó como un héroe cívico y ayudó a impulsar a los Medias Rojas a retirar su número menos de un año después de que se retiró. Como un saludo al desafío que él planteó con malas palabras a los que pusieran en duda la determinación de la ciudad por hacer frente a la tragedia, Ortiz tomó el micrófono el viernes tras ser recibido con la frase de bienvenida “Esta es su (pausa) ciudad”.
“No había ni un asiento vacío”, declaró el pelotero a los reporteros posteriormente. “Me hizo sentir como en uno de los partidos importantes que tuvimos en los que los aficionados querían estar allí desde el principio para mostrar su amor y su apoyo. Fue bastante sorprendente”.
Ortiz es el décimo jugador en la historia de los Medias Rojas del que se retira el número, y estuvo acompañado por cuatro de los otros, así como familiares que representaron a los que no pudieron estar presentes. En la ceremonia también estuvieron representantes de la República Dominicana, de la ciudad de Boston y familiares de Kirby Puckett de los Mellizos de Minnesota, miembro del Salón de la Fama del que Ortiz adoptó tanto su número 34 como su sonrisa perenne.
“Gracias Señor, por permitirme darle a Boston el mayor regalo de su historia: mi compadre, David Ortiz”, dijo el dominicano Martínez, que ayudó a convencer a los Medias Rojas a que contrataran a Ortiz en 2003 y luego laboró con él al año siguiente para ganar el título. “Eres un gran embajador del juego. No tengo suficientes palabras para decir hoy lo orgulloso que estoy, y lo orgulloso que me siento hoy como papá. Sí, él es ‘Big Papi’. Pero me siento como ‘el abuelo’”.
tomado: nuevo herald