En una dramática final, y por blanqueada de 4-0 en el séptimo y decisivo juego de la serie por el título, los Astros de Houston se impusieron en sensacionales desafíos a los Yanquis de Nueva York en la Liga Americana. ¡Y van a la Serie Mundial!
Por Antonio Andraus Burgos
Nadie lo pensó, y quizás, muchos no llegaron a creerlo. Pero cuando cayó el último out de la última entrada, del séptimo juego de la Serie por el Campeonato por el Título de la Liga Americana, en el Minute Maid Park de Houston, en la noche de éste pasado sábado 21 de octubre de 2017, se evidenció que el beisbol moderno, especialmente en las Grandes Ligas, ha tenido unos cambios extraordinarios y fundamentales en los últimos 25 años, algo que muy pocos se sienten dispuestos a aceptar y a comentar.
Antes se decía, quizás de los años 90 hacia atrás, que para el béisbol ser visitante era igual que ser equipo de casa. Ahora se está demostrando lo contrario.
Antes se decía que los numeritos eran sumamente valiosos para poder analizar las actuaciones de las novenas dentro del campo de juego y en las proyecciones competitivas, eso está hoy día prácticamente desechado.
Antes se decía que para una serie corta, con tres grandes lanzadores era más que suficiente para afrontarla y ganarla. Tampoco hoy día se está en lo cierto con esa teoría.
Antes se decía, que los Yanquis de Nueva York de este 2017, no tenían la capacidad de juego para esperar llegar siquiera a la postemporada, pero se equivocaron muchos en los pronósticos…
Y antes se llegó a decir que los Astros de Houston, una divisa con pocas estrellas, tendrían las posibilidades contadas para triunfar frente a los otros clubes que estaban ocupando los primeros puestos en los vaticinios de los expertos.
Núcleo latino
Por otras razones, a muchos les volvieron a recordar que con demasiada frecuencia se les olvida la pimienta y la calidad, la malicia indígena y el sabor del juego, que los peloteros latinos volvieron a sobresalir en los diamantes de la Gran Carpa, y la muestra no es de un sólo botón, en el caso de las nóminas de los Astros y de los propios derrotados Yanquis.
El pequeño gigante de Venezuela, José Altuve, bateando para 320 en al final, incluyendo par de cuadrangulares y 4 remolcadas; el formidable Carlos Correa, de Puerto Rico, el mejor a la ofensiva de toda la serie, con 333 y un ‘’bambinazo’’, además de 3 impulsadas; el veterano pero novato Yuli Gurriel, de Cuba, con 250 y 4 rayitas fletadas; Marwin González, también de Venezuela, hicieron del uniforme de los Astros algo para respetar, en entrega, calidad de juego, oportunidad, condiciones innatas para jugar el béisbol. Y esos nombres quedarán para la historia, ¡así no ganen la Serie Mundial!
Pero también, en la de los Yanquis de Nueva York, no podemos olvidar lo poco o mucho que hicieron Gary Sánchez, bateando por debajo de lo esperado, para apenas compilar 192 pero con 5 impulsadas; Starlin Castro, con 208 al bate, del que se esperaba mucho más, tanto a la ofensiva como a la defensiva; Luis Severino, con un brillante porvenir desde la loma de los sustos; Dellín Betances, quien cayó en un ‘’bache’’ serpentinero inesperado, los cuatro dominicanos; el ‘’misil’’ Aroldis Chapman, de Cuba, con actuación a la altura de su jerarquía; y en fin, así no hayan llegado a la Serie Mundial, merecen tenerse en cuenta para cualquier recuerdo de esta gran final de la Liga Americana y, desde luego, para el inmediato futuro.
La casa es la casa
En un claro sofisma de distracción, hasta hace muy poco tiempo, tal vez unos 25 años atrás, se decía que el jugar en casa o como visitante, poco pesaba o decidía en los juegos de béisbol, especialmente, en las Grandes Ligas. Ese concepto está revaluado en los actuales momentos.
Los Astros, uno de los tres equipos con más de 100 victorias en la campaña que está próxima a concluir, de los 81 partidos que jugó en el Minute Maid Park, triunfó en 48, perdiendo 33. Sin embargo, lo más importante es que en la postemporada no perdieron uno sólo de los 6 que jugaron en casa, ganando 2 ante los Medias Rojas y 4 frente a los Yanquis, en especial, el decisivo séptimo y último juego por el título de la Liga Americana, por blanqueada de 4-0.
Los Yanquis también hicieron respetar su casa en la postemporada, saliendo invictos. Triunfaron en el partido por el comodín frente a los Mellizos de Minnesota; en los dos juegos frente a los Indios de Cleveland y en los tres partidos ante los Astros.
Y en los numeritos
Los fríos números que arrojan las actuaciones de las novenas, no refleja exactamente lo que sucedió en los campos de juego, hasta el punto en que los Yanquis, de acuerdo con las estadísticas, fue mejor que los Astros, y sin embargo, no clasificaron para la Serie Mundial.
Veamos. Los Yanquis batearon para 205, 45 imparables en 219 turnos, con 6 ‘’bambinazos’’, 1 triple y 11 dobles, remolcando 21 carreras en los 7 desafíos. Los Astros jugaron para una ofensiva de 187, con 40 inatrapables en 240 turnos, con 4 tablazos de circuito completo, ningún triple y 11 dobles, con 19 carreras impulsadas.
En donde estuvo la gran diferencia. En que los batazos de los Astros llegaron en los momentos propicios para ganar los encuentros y en que sus hombres apenas abanicaron la brisa en 45 ocasiones, contra 70 de los Yanquis, a cuya cabeza aparece el Novato del Año de la Liga Americana, Aaron Judge, con 11; y Gary Sánchez con Brett Gardner, con 9 cada uno.
Pero, y aquí está el pero, a la defensiva los Yanquis perdieron el soporte que los mantuvo a flote en muchos de los partidos cruciales de la temporada regular, cuando en la serie por el campeonato pecaron en 6 ocasiones, en tres de ellas, en jugadas que decidieron el juego. Los Astros apenas cometieron 2 errores.
¿Y saben qué? El cargamento de lanzamientos fuera de la zona buena del pentágono enviados por sus serpentineros, para acumular 24 en la gran final de la liga, 8 de ellas, en momentos en que los Astros supieron aprovechar para anotar sus carreras ganadoras, todas ellas para bien tomar ventaja en el tablero, o bien para triunfar en los compromisos.
Buena combinación
Hay una pregunta que ronda entre los críticos de los Yanquis, que ahora saltan a la palestra para decir todo lo malo que eventualmente se hizo, y que no se debió hacer.
Por ejemplo. Siempre se dijo, desde cuando Michael Pineda se lesionó y desde el momento en que surgieron las complicaciones de rodilla de CC. Sabathia, que se necesitaba un lanzador fuerte para la rotación. Adquirieron a Sonny Gray, que mal que bien cumplió. Había otros excelentes serpentinero para contratar, ello es cierto, pero Gray se acomodaba, de acuerdo con el grupo técnico de la novena, a lo que el club estaba necesitando en esos momentos.
Cierto es que rindió menos de los que se esperaba, y de allí, surgen las críticas, que se hacen después del rayo caído.
Pero los Astros se hicieron a los servicios, para la recta final, de un estelar y formidable lanzador, como lo es Justin Verlander, un veterano de mil batallas, con su capacidad de juego intacta, el ganador de los dos desafíos más importantes del campeonato por el título de la liga y a la postre el Más Valioso de esa ronda, que con una excelente combinación del zurdo Dallas Keuchel, y los derechos Charlie Morton y Lance McCullers Jr., se acreditaron los otros dos desafíos en casa, para aniquilar a los Yanquis.
La verdad sea dicha: esa combinación le ofreció excelentes resultados a los Astros, cuya capacidad de juego nadie puede intentar soslayar. Jugaron un béisbol de calidad, aprovechando todos los espacios que le dieron los Yanquis, a quienes derrotaron sin atenuantes en todos los partidos efectuados en casa: dos veces por tablero de 2 carreras por 1; otro de 7 carreras a 1, y la blanqueada del séptimo juego, 4 a 0.
José Altuve se robó más de un inatajable conectado por Didi Gregorius sobre la segunda almohadilla; Carlos Correa se creció atrapando batazos que pedían pista para llegar imparablemente a los bosques; Alex Bregman capturó en más de una ocasión esos roletazos que nadie esperaba que pudiera detener; Yuli Gurriel se entregó en cuerpo y alma para defender la primera base, una posición que no es la natural para él; ni que hablar de los jardineros Marwin González, George Springer y Josh Reddick, que engarzaron descomunales batazos que dentro de lo normal, los guardabosques no pueden capturar.
Otro tanto hizo Aaron Judge, el patrullero derecho de los Yanquis, quien apoyándose en su gigante estatura y en sus envidiables condiciones físicas, atrapó esféricas que caminaban rumbo a las graderías.
Los Astros ganaron porque fueron superiores a los Yanquis, y no hay más nada que señalar por ese lado.
Futuro es lo que hay
Nadie sabe qué puede suceder en la Serie Mundial que se inicia el martes 24 de octubre en Los Ángeles, entre los Astros de Houston, los campeones de la Liga Americana y los Dodgers de Los Ángeles, los monarcas de la Liga Nacional.
A Joe Girardi, el capataz de los Yanquis, le dolió profundamente la derrota frente a los Astros, y con esta frase resume todo: ‘’Hay que darles crédito. Lanzaron muy bien y lo primordial es que nos ganaron’’.
Para A.J. Hinch, el estratega de los Astros, en medio de la euforia y la emoción de la victoria frente a los Yanquis para ganar la corona de la Liga Americana, sostuvo: ‘’Fue una victoria estrecha pero importante para nosotros. Pero nos hace falta ganar cuatro partidos más para llegar a lo que aspiramos’’.