ANÁLISIS DEPORTIVO
Por Sadiel Lebrón
Si leyeron el título de este artículo, y supongo que sí, estoy hablando de los Yankees, otra vez.
Sí, lo sé, pero es que el tema a tocar es serio e importante, porque los Bombarderos de El Bronx están ante una oportunidad única de hacer las cosas bien de una buena vez durante el invierno.
Su máxima estrella, Aaron Judge, se declaró agente libre; lo mismo que el lanzador Jacob DeGrom (Mets) y el campocorto Carlos Correa (Twins). Y los tres representan lo que los Yankees necesitan para convertirse en un equipo de calibre de Serie Mundial.
Aunque suena una locura por el asunto del impuesto de lujo que el equipo neoyorquino tendría que pagar por estos tres peloteros, y que tienen mucho dinero comprometido en los contratos de Gerrit Cole y Giancarlo Stanton, pues ese riesgo vale la pena. ¿Por qué? Porque Aaron Judge no solo es el alma y corazón de la alineación de los Yankees, sino que es el mejor bateador de poder de todas las mayores; porque viene de una temporada mostruosa con récord de jonrones en la Liga Americana incluído (62) y por un pelín no ganó la triple corona del bateo -perdió el título de bateo en el último juego de la temporada regular-.
Su salario será seguro de más de 350 millones de dólares, pero los Yankees deben firmarlo sí o sí.
Mientras que también deberían ir tras de DeGrom, por mucho el mejor lanzador de todo el béisbol cuando esta sano. El lanzador derecho sorprendió a todos y optó por salirse de su contrato con los Mets, su equipo de toda la vida. Y aunque los Mets tendrían serían la primera opción para negociar un nuevo y lucrativo contrato, no resultaría extraño que el dos veces ganador del premio Cy Young en la Liga Nacional busque un segundo aire en un equipo con mejores perspectivas de avanzar y ganar el Clásico de Octubre.
De no haber honrado su acuerdo, deGrom ganaría 30,5 millones en 2023, mientras que los Mets tendrían una opción del club por valor de 32,5 millones en 2024. Firmó con el equipo de Queens por 137 millones por 5 años.
Tal vez DeGrom busque un contrato similar al de su hasta ahora compañero Max Scherzer, que firmó con los Mets por 3 años y 130 millones de los verdes.
Para los Yankees no sería un problema otorgarle ese dinero a DeGrom sabiendo que obtendrían a cambio un lanzador que genera ponches a granel y es una garantía de triunfos si se le da el apoyo ofensivo necesario, cosa que le sobra los de El Bronx.
Y el otro caso, Carlos Correa, este lo veo un poco más complicado por el historial del jugador boricua ante los Yankees.
Pero dejando atrás sus malos comentarios, sus burlas y mala sangra hacia el equipo, Correa representa una garantía de buenas estadísticas en la serie regular (.279-155 jonrones-553 empujadas) y una amenaza real y seria en postemporada (.272-18 jonrones, 59 remolcadas), especialmente ante otro hipotético enfrentamiento ante los Astros de Houston.
Correa llevó precisamente a los Astros a ganar su primera Serie Mundial en 2017.
El campocorto de la isla del encanto firmó con los Mellizos de Minnesota tras la Serie Mundial del 20221 por tres años y 105 millones, es decir, 35 millones por año.
Ahora se salió de ese contrato y buscara un a largo plazo y más lucrativo como el de Francisco Lindor con los Mets. Y los Yankees tienen la capacidad para ofrecerle un acuerdo de varios años.
Pero como dije, esto puede suceder solo si el dueño Hal Streinbrenner se convierte en su padre George Steinbrenner y le da igual vaciar la billetera y pagar ese impuesto de lujo para conseguir los jugadores necesarios para ganar el ansiado título 28 de Serie Mundial.