Juego Perfecto y triunfo con ‘misericordia’, una combinación que nadie esperaba: Puerto Rico lo hizo ante Israel.
POR ANTONIO ANDRAUS BURGOS
Cuando pensaron en la reglamentación del V Clásico Mundial de Béisbol, que por primera vez se desarrolló con la participación de 20 equipos, repartidos en 4 grupos, jugando en distintos lugares del mundo, jamás consideraron los expertos en la materia —o quizás sí — en que un desafío de la competencia pudiera concluir con la doble aplicación de Juego Perfecto y triunfo con ‘misericordia’.
Puerto Rico logró la doble hazaña que tal vez no se volverá a repetir — o a lo mejor sí — en este clase de torneos de la ‘pelota caliente’: Juego Perfecto con el trabajo de cuatro brazos en 8 episodios y, a la vez, derrotar a su rival por 10 o más carreras, para que el compromiso concluyera en 8 entradas y no en las 9 habituales de un choque normal en juegos de béisbol, para la aplicación de la norma de Nocaut o decisión por anticipado con ‘misericordia’.
Eso ocurrió en el encuentro de este lunes 13 de marzo en el LoanDepot Park, la casa de los Marlins de Miami, ante 27.813 aficionados que concurrieron a presenciarlo, cuando Puerto Rico derrotó a Israel 10 carreras por 0, ganándoles por ‘nocaut’ en apenas 8 entradas y, al mismo tiempo, con la anotación de un Juego Perfecto, mezcla que a lo mejor nunca más se vuelva a presentar en esta clase de torneos.
El ataque latino
En el desafío, Puerto Rico consiguió 11 imparables, para fabricar sus 10 carreras, frente al trabajo de 5 lanzadores de Israel — Colton Gordon, Brandon Gold, Joey Wagman, Daniel Defederman y Jack Weinderber —, sobresaliendo a la ofensiva los cotizados Francisco Lindor, el afamado campo corto de los Mets de Nueva York, y el versátil jugador de los Medias Rojas de Boston, Kike Hernández, quien en el juego custodió el bosque central, después ocupó la defensa de la segunda almohadilla y, finalmente, concluyó jugando en el campo corto.
Lindor bateo 2 imparables en 3 turnos, incluyendo un triple, para remolcar 3 carreras y anotar 1; mientras que Kike martilló 2 indiscutibles en 4 turnos, con 2 carreras remolcadas y 1 anotada.
Colton Gordon perdió el juego como abridor, quien apenas trabajó un episodio, al aceptar 4 indiscutibles, 4 carreras, todas limpias, cediendo 2 bases por bolas y no abanicó a ningún bateador.
Gold, el segundo lanzador utilizado por Israel, en 3 entradas y 2 tercios, cedió 4 imparables para 3 carreras, con 1 bases por bolas y 4 abanicados; luego, Wagman, en 1 episodio y 1 tercio, con 2 incogibles, 2 carreras, 3 bases y ningún ponche propinado; siguió Federman, con 1 capítulo laborado, sin permitir inatrapables, carreras, ni bases por bolas pero tampoco ponchó ningún bateador; y, finalmente, Weinderber, quien lanzó la octava entrada, sin poder colgar un solo out, permitiendo 1 indiscutible, 1 carrera, 1 base por bolas y no abanicó a ningún bateador.
La combinación
Ganando por 10 o más carreras, Puerto Rico venció a Israel en 8 episodios, consiguiendo 3 carreras en la primera entrada, otras 3 en la segunda, 3 más en la quinta y, finalmente, 1 más al cierre del octavo, para que se diera la suspensión del partido en esa entrada, por la ventaja que tenía la novena boricua ante Israel.
Victoria, fácil sí, no hay duda, pero al triunfo por anticipado de Puerto Rico ante Israel, hay que añadirle el hecho que sus lanzadores trabajaron las 8 entradas de manera inmaculada, por lo que se determina en la anotación como Juego Perfecto.
Los 24 bateadores a los cuales enfrentaron los cuatro lanzadores boricuas — José De León, Yacksel Ríos, Edwin Díaz y Duane Underwood — no permitieron indiscutible, no otorgaron boletos gratis, su cuadro no cometió error y ningún bateador se convirtió en corredor, porque nadie alcanzó a pisar el primer cojín.
De esos 24 bateadores, 12 abanicaron la brisa, es decir, la mitad de los outs del juego fueron fabricados por esa vía, y 10 de esos bateadores fueron fulminados por los lanzamientos del abridor y ganador del partido, José De León, el hijo de Isabela, la pequeña población boricua en donde nació, con una formidable actuación de 5 entradas y 2 tercios, con 0 indiscutibles y 0 transferencias, frente a 17 bateadores.
Yacksel Ríos relevó a De León pero su labor fue efímera, con apenas un tercio, sin imparables, ni carreras, sin bases por bolas y 1 ponche propinado, ante 1 bateador.
Edwin Díaz, el reconocido taponero de los Mets de Nueva York, en una entrada frente a 3 bateadores, lanzó una entrada, con ningún inatrapable permitido, sin bases por bolas y 1 ponche; y, cerró el juego, Duane Underwood, ante otros 3 bateadores, sin inatrapables, ni carreras, bases por bolas, ni ponches.
Los cuatro serpentineros boricuas utilizaron 88 lanzamientos en el trayecto de los 8 episodios, 58 de los cuales fueron buenos: De León con 64 y 42 buenos; Ríos, con 4 y 3 buenos; Díaz, con 10 y 7 buenos; y Underwood, con 10 y 6 buenos.
Hay que señalar que el partido se desarrolló en 2 horas y 30 minutos, para los 8 capítulos jugados.
Es una hazaña que a lo mejor no se vuelva a repetir en los anales de la historia del béisbol mundial: Juego Perfecto y Nocaut en 8 entradas.