Por: Enrique Rojas
ORLANDO.- Miércoles 6 de enero del 2010 a las 2:00 de la tarde en el este de Estados Unidos. Fecha y hora exactas de la etapa crucial para la “Operación Alomar” que podría aumentar la cuota de peloteros latinoamericanos electos por la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA, por sus siglas en inglés) al Salón de la Fama de Cooperstown.
En este “Día D” no habrá desembarco en Normandía (6 de junio de 1944) ni combates contra el “Tercer Reich” alemán, pero para los latinoamericanos la celebración de Santos Reyes Magos del 2010 podría ser más recordada que la entrada de los aliados a las playas francesas hace 66 años.
El antiguo intermedista puertorriqueño Roberto Alomar encabeza la representación hispana en la boleta de aspirantes al honor supremo de las Grandes Ligas. Lo acompañan su compatriota Edgar Martínez, el venezolano Andrés Galarraga y el descendiente de cubanos David Seguí, en una lista total de 26 inscritos.
Mientras los últimos tres son candidatos marginales con limitadas (Martínez y Galarraga) o pocas/ningunas (Seguí) probabilidades, Alomar, uno de los mejores peloteros latinos de todos los tiempos y posiblemente el intermedista más completo de la historia, es una línea de hit.
De los 12 hispanos con placas en el Museo del Salón de la Fama, cinco han sido escogidos por los periodistas (Roberto Clemente, Juan Marichal, Luis Aparicio, Rod Carew y Tany Pérez) y apenas dos de ellos (Clemente y Carew) obtuvieron la aprobación en su primera aparición en la boleta.
Clemente recibió 393 de 424 votos (93 por ciento) en una elección especial, en marzo de 1973, convocada a propósito de la inesperada muerte del astro de los Piratas de Pittsburgh en un accidente aéreo el 31 de diciembre anterior.
La mayoría de los 31 escritores que no votaron por Clemente dejaron en claro que no estaban en contra de que el boricua entrara a Cooperstown, pero rechazaban que se cambiara la regla que establece esperar cinco años después del retiro de los jugadores para convertirse en candidatos.
Carew atrapó el 90.5 por ciento de la colegiatura de la BBWAA con derecho al voto en 1991.
Marichal, Aparicio y Pérez tuvieron que esperar hasta su tercera, sexta y novena oportunidades, respectivamente, para superar el 75 por ciento de los votos emitidos, condición obligatoria para ingresar al Hall.
Los restantes latinoamericanos con nichos en el pueblito de Cooperstown llegaron a través del Comité de Veteranos (Orlando Cepeda, 1999), Comité Especial de Ligas Negras (Martín DiHigo, 1977, y José Méndez y Cristóbal Torrientes, 2006) y el premio Ford Frick para narradores (Ely “Buck” Canel, 1985; Jaime Jarrín, 1998, y Rafael “Felo” Ramírez, 2001).
Se ha dicho reiteradamente que Cooperstown no es para peloteros que simplemente fueron “buenos”, sino para aquellos que fueron “grandiosos”. Pero para ser electo por los periodistas, un jugador debió escalar al nivel de “extraordinario” y de “súper dotado” para salir airoso en la primera oportunidad en la boleta.
De los 291 miembros de Cooperstown (incluyendo Doug Harvey y Whitey Herzog, las recientes escogencias del Comité de Veteranos) apenas 108 entraron con la bendición de los periodistas y solamente 44 fueron premiados en su debut en las papeletas. Ese grupo de 44 no incluye a Clemente (1973) ni a Lou Gehrig (1939) por haber sido escogidos en votaciones especiales.
Así de grande y difícil es la hazaña que podría lograr Alomar el próximo miércoles. Sus números avalan todas las expectativas al respecto.
Alomar ganó 10 Guantes de Oro, la mayor cantidad para jugadores de la posición número cuatro, y bateó .300 con 504 dobles, 210 jonrones, 1,504 anotadas, 1,134 empujadas, 474 robos y 2,724 hits.
Entre sus colegas de posición es cuarto en robos, sexto en hits, séptimo en carreras anotadas y décimo en impulsadas.
Fue invitado 12 veces al Juegos de Estrellas, ganó cuatro Bates de Plata y en cinco ocasiones quedó entre los primeros seis en la votación por el Jugador Más Valioso. Fue el más destacado de la Serie de Campeonato de la Liga Americana en 1992 y del Juego de Estrellas de 1998.
En la escala “Hall Career Standards”, una tabla acumulativa de puntos dependiendo de diferentes estadísticas creada por Bill James para determinar los méritos de un pelotero para Cooperstown (donde 50 es el mínimo ideal), Alomar lidera a todos los candidatos del 2010 (nuevos y viejos) con 57 puntos, mientras que su compatriota Martínez exhibe 50 exactos. Galarraga suma 35 y Seguí 15.
Entre los aspirantes no-latinos, el ex lanzador Bert Blyleven alcanza 50 puntos en dicha escala. Le siguen Fred McGriff (48), Tim Raines (47), Barry Larkin (47), Harold Baines (44), Andre Dawson (44), Mark McGwire (42), Dave Parker (42) y Ellis Burks (42).
Por supuesto que “Hall Career Standards” no es un decreto, ya que no toma en cuenta aspectos intangibles, a veces tan importantes como los concretos para evaluar la carrera de un atleta profesional. Por ejemplo, en la votación del año pasado, Blyleven y su puntaje de 50 fueron ignorados para favorecer a Jim Rice, quien apenas tiene 43 puntos en la tabla James.
Otros con puntuación inferior a Blyleven que fueron seleccionados en los últimos tiempos son Ryne Sandberg (43), Gary Carter (41), Ozzie Smith (35), Kirby Puckett (39), Carlton Fisk (49) y Tany Pérez (41).
Esperemos que al igual que hizo Dwight “Ike” Eisenhower, general en jefe del ejercito aliado en la II Guerra Mundial, Alomar salga airoso en la jormada crucial del “Día D”.
Nota: Los aliados (Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda, Grecia, Noruega, Australia y Nueva Zelanda) no ganaron la II Guerra Mundial con el “Día D”, pero el desembarco de Normandía sigue siendo la mayor operación militar de la historia y fue el precursor de la victoria sobre la Alemania nazi de Adolf Hitler..