Fue una de las grandes leyendas de béisbol y tenía 92 años
SAN LUIS –Stan Musial, uno de los mejores bateadores en la historia del béisbol e integrante de los Cardenales de San Luis durante más de dos décadas, ha fallecido. Tenía 92 años de edad.
“Stan the Man”, como se le conoció, ganó siete veces el título de bateo de la Liga Nacional. También fue consagrado en tres ocasiones como el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional y conquistó tres campeonatos de la Serie Mundial con los Cardenales durante la década de los 40. Brilló a la par de Ted Williams y Joe DiMaggio, pese a estar alejado de las grandes ciudades de Estados Unidos.
Los Cardenales informaron sobre el fallecimiento de Musial mediante un comunicado de prensa. El equipo indicó que el miembro del Salón de la Fama murió en su residencia rodeado por familiares. Dave Edmonds, cuñado de Musial, se encargó de notificar al equipo sobre el fallecimiento.
“Hemos perdido al ser más querido de la familia de los Cardenales”, dijo el presidente del club, William DeWitt hijo. “Stan Musial fue el más grande pelotero en la historia de los Cardenales y uno de los mejores de la historia.
Musial fue el segundo miembro del Salón de la Fama en fallecer el sábado. Earl Weaver, mánager de los Orioles de Baltimore, también falleció a los 82 años de edad.
Musial llegó a ser tan querido en San Luis que dos estatuas con su imagen fueron erigidas afuera del Busch Stadium.
Sólo militó en un equipo a lo largo de su carrera de 22 años: los Cardenales. Fue al Juego de Estrellas en 24 oportunidades. Hubo una época en el que las Grandes Ligas escenificaban el Juego de Estrellas dos veces en el mismo año.
Lanzador en las menores hasta que se lesionó el brazo, Musial probó suerte en los jardines y la primera base. La lesión resultó ser una bendición: acumuló un promedio de .331 con 475 jonrones antes de retirarse en 1963.
Considerado casi que unánimemente como el más grande pelotero en la historia de los Cardenales, Musial fue la primera figura a la que la franquicia le retiró el número. El “6” también fue el más popular, especialmente cuando Albert Pujols se fue al aceptar una oferta como agente libre.
“Siempre atesoraré mi amistad con Stan mientras viva. Que descanse en paz”, escribió Pujols en Twitter.
A Pujols, cuando estuvo con los Cardenales, lo empezaron a llamar “el hombre”. El toletero dominicano siempre rechazó ese sobrenombre, por considerar que Musial era el único que debía recibir ese trato.
Como sugerencia de su amigo, el actor John Wayne, Musial llevaba tarjetas autografiadas con su imagen para repartir. Le fascinaba hacer trucos de magia a los niños y también le gustaba tocar la harmónica para entretener a la gente.
Humilde, sin ningún escándalo que embarrara su nombre y siempre dispuesto a jugar todos los días, Musial fue el jugador preferido de fanáticos en la región del medioeste estadounidense, donde el béisbol se vive con enorme pasión. Durante buena parte de su carrera, San Luis era la ciudad frontera de las mayores, en dirección hacia el oeste del país, y la cadena de radio de los Cardenales se encargó de transmitir sus proezas.
El ex presidente estadounidense Bill Clinton recordó que de niño hacía sus tareas de escuela mientras escuchaba los juegos en los que Musial participaba.
Las apariciones en público de Musial en los últimos años fueron escasas, pero estuvo presente en los actos previos a los juegos de la postemporada de 2011 en la que los Cardenales se alzaron con la Serie Mundial. Acudió a la Casa Blanca en febrero de 2011, cuando el presidente Barack Obama le confirió la Medalla Presidencial de la Libertad, el máximo honor que se otorga a un ciudadano por sus contribuciones a la sociedad.
Y siempre produjo cuando le tocaba ir a batear.
Musial nunca se ponchó más de 50 veces en una temporada. Fue líder de la Nacional en casi todas las categorías ofensivas al menos un año, salvo en jonrones. Su máximo total de jonrones fue de 39 en 1948, quedándose corto por uno de completar la Triple Corona.
En total, Musial tenía 55 récords cuando se retiró en 1963. Su placa en el Salón de la Fama, de hecho, arranca con este hecho en vez de una prosa florida: “Dueño de muchos récords de la Liga Nacional …”.
Se mantuvo activo hasta el día que cumplió 43 años. Bateó un hit en su último turno, empujando una carrera, por encima de un novato segunda base de los Rojos de Cincinnati que se llamaba Pete Rose. El mismo Rose se encargaría, 18 años después de quebrar el récord de hits de por vida de Musial, de 3.630.
De esos hits, Musial conectó exactamente 1.815 en casa y exactamente 1.815 de visita. También acumuló 1.951 remolcadas y anotó 1.949 carreras.
Una llamativa simetría en las estadísticas de un bateador con una poco convencional postura al bate desde el lado zurdo. Piernas y rodillas ceñidas, el madero cerca del oído y alejando el cuerpo del lanzador. Y cuando el pitcheo se aproximaba, Musial simplemente se relajaba para soltar el cuerpo y hacer el swing.
Una vez, a Musial le preguntaron sobre los hábitos que le permitieron jugar durante tiempo. “Dormir ochos regularmente. Cuidar el peso, correr una milla (1.600 metros) todos los días. Si fumas, que sean cigarros `light’. Esos evitar inhalar”.
Y algo más, añadió: “Hay que batear para .300”.
Musial prefirió mantener en secreto la fórmula para batear tan prodigiosamente.
Su debut en las mayores se dio en 1941, la temporada en la que Williams bateó para .406 con los Medias Rojas de Boston y DiMaggio fijó el récord de 56 juegos consecutivos bateando de hit con los Yanquis de Nueva York.
Musial nunca mostró malestar por no captar la misma atención que recibían DiMaggio o Williams.
Pero a donde iba era muy respetado. Nadie osaba abuchear al astro modelo, ni siquiera los fanáticos de los Dodgers de Brooklyn, precisamente los que se encargaron de darle el apodo en señal de admiración por su .359 de promedio en el Ebbets Field.
El pitcher de los Preacher Roe bromeó una ocasión sobre la manera de lanzarle a Musial: “Cuatro bolas bien afuera y luego tratar de sorprenderlo fuera de base en la inicial”.
La gente de Brooklyn tenía otro motivo para admirar a Musial: a diferencia de Enos Slaughter y otros compañeros de los Cardenales, respaldó a Jackie Robinson cuando en 1947 se rompieron las barreras raciales. Bob Gibson, quien debutó con los Cardenales a fines de los 50, siempre hizo recordar que Musial ayudó a crear una buena harmonía entre blancos y negros en el equipo.
El único año que Musial se perdió con los Cardenales fue en 1945, cuando estuvo con la Armada durante la Segunda Guerra Mundial. Estuvo en Pearl Harbor, asignado a un destacamento que reparaba buques de guerra.
Previo al servicio militar, Musial fue una rutilante luminaria del béisbol.
Musial ganó el Más Valioso en 1943, 1946 y 1948, y quedó segundo en otros cuatro años.
La suya fue una carrera en la que su bateo siempre fue constante, sin polémicas y libre de rivalidades.
“Todo el mundo es fanático de Musial”, dijo en una ocasión el manager de los Cardenales Whitey Herzog.
La primera estatua de Musial afuera del nuevo Busch Stadium es un sitio favorito de reunión antes de los juegos. “Aquí está al guerrero perfecto. Aquí está el caballero perfecto”, reza la frase en la estatua.
En 1958, logró superar los 3.000 hits y se convirtió en el primer jugador de la Nacional con un salario de 100.000 dólares. Años después, rechazó una oferta para jugar en México. Nunca expresó resentimiento por los salarios multimillonarios de los jugadores actuales. Siempre decía que los jugadores de su época se divertían más.
“Disfrutaba venir al estadio todos los días y creo disfrutamos el juego”, dijo Musial en una entrevista con The Associated Press en 1991. “Nos tocaba viajar mucho en trenes, así que pasábamos mucho tiempo juntos. Se socializaba más”.
Tras retirarse como jugador, Musial pasó a formar parte de la directiva de los Cardenales. Fue el gerente general del equipo que ganó la Serie Mundial de 1967.
Stanley Frank Musial nació en Donora, Pensilvania, el 21 de noviembre de 1920, hijo de un inmigrante polaco que trabajó en la industria acerera.