NUEVA YORK — Derek Jeter rompió el viernes la marca de imparables en la historia de la franquicia de los Yankees de Nueva York, que durante siete décadas estuvo en poder de Lou Gehrig. Jeter conectó en la tercera entrada del partido contra los Orioles de Baltimore un sencillo al jardín derecho que aumentó su cuenta a 2.722 hits, uno más que Gehrig, cuya carrera digna del Salón de la Fama fue cortada prematuramente por enfermedad en 1939. Jeter siguió adelante con un sencillo productor en la cuarta que puso adelante 4-1 a los Yankees. En una noche lluviosa en el Yankee Stadium, el partido resultó oficial cuando los Orioles fueron retirados de la caja de bateo en la quinta entrada y entonces la hazaña de Jeter quedó grabada en el libro de marcas de las Grandes Ligas. El comienzo fue demorado 87 minutos por una tormenta intensa que había menguado para el tercer episodio.
El imparable trascendental de Jeter fue considerablemente similar al que empató a Gehrig el miércoles _un duro rodado junto a la línea de la primera base. Después de éste, los Yankees se dirigieron hacia Jeter y lo envolvieron en la primera base con abrazos y palmadas en la espalda. “Para quienes dicen que el deporte de hoy en día no puede producir jugadores legendarios, tengo dos palabras: Derek Jeter. Entre un juego y otro, simplemente produce”, expresó el propietario de los Yankees, Georger Steinbrenner, en un comunicado.
“Tan histórico y significativo como es convertirse en el líder de imparables de los Yankees de todos los tiempos, el logro es de lo más impresionante porque Derek es uno de los mejores jóvenes que juegan pelota hoy en día”. Jeter empató el récord de Gehrig el miércoles cuando salió de un bache sin hit en 12 oportunidades al bate al pegar tres indiscutibles contra los Rays de Tampa Bay. Los Yankees descansaron el jueves y Jeter reanudó la persecución de la marca el viernes en un empapado Yankee Stadium. Tras el hit de la marca, Jeter extendió los brazos a todo lo ancho después de doblar por la primera base y dio un aplauso enfático mientras regresaba a la almohadilla. Los aficionados, muchos con capotes impermeables, le brindaron una ovación atronadora que se prolongó tres minutos. Jeter los saludó con el casco, al igual que cuando empató el récord.
Los fanáticos corearon su nombre y la pelota fue recogida como recuerdo.