NUEVA YORK — El día se hizo esperar y nadie mejor que el aguerrido Johan Santana para lograrlo.
Un pitcher cuya carrera había quedado en el limbo tras someterse a una delicada operación del hombro se encargó el viernes de darle a los Mets de Nueva York el primer juego sin hits de su historia.
“Ni siquiera en video juegos había lanzado un juego sin hits”, dijo Santana, el cuarto venezolano que alcanza la gesta en las Grandes Ligas.
Con la colaboración de un fallo de un umpire en la tercera base y una gran atrapada de su compañero Mike Baxter en el jardín izquierdo, el zurdo guió a los Mets a una victoria 8-0 sobre los Cardenales de San Luis.
En su propio estadio, los Mets finalmente celebraron un juego sin hits en su temporada número 51. Tuvieron que esperar 8.020 juegos.
“Finalmente, el primero”, dijo Santana al ser entrevistado en el terreno. “Esta es la mejor sensación que he tenido en mi vida”.
La pizarra del estadio mostró la foto de Santana y la frase: “No-Han”. Mientras Santana se fundía en abrazos con sus compañeros en el montículo, la seguridad tuvo que intervenir que someter a un fanático que llegó hasta la zona del plato.
El guión del partido fue de película, claramente una noche marcada por el destino.
En el sexto inning, Carlos Beltrán –el ex Met que jugaba su primer juego en el Citi Field tras haber sido canjeado el año pasado– conectó una línea por la antesala y la pelota picó justo detrás de la base, según se apreció en las imágenes de vídeo.
Pero el umpire Adrian Johnson cantó foul, provocando acaloradas discusiones con el coach de tercera de los Cardenales José Oquendo y el manager Mike Matheny.
“La pelota picó detrás de la raya, fue foul por poco”, dijo Johnson. El umpire reconoció que vio la repetición, pero declinó comentar al respecto.
“El umpire tomó su decisión y punto final”, indicó Santana (3-2).
El juego sin hits siguió con vida.
Un inning después, con un out, Yadier Molina pegó un batazo con aroma de extrabases a lo profundo del izquierdo. Baxter corrió con todo hacia atrás hasta engarzar la pelota, estrellándose contra el muro. El jardinero, quien nació en el barrio de Bayside –a corta distancia del estadio– tuvo que salir del juego por el impacto del golpe en el hombro izquierdo
“Uno sabe que el muro está ahí cerca, pero tu prioridad es atrapar la pelota”, dijo Baxter.
“Lo que hizo fue sensacional”, resaltó Santana, quien colgó los nueve ceros por segunda apertura seguida. “Fue una jugada excepcional. Nos salvó el juego”.
El resto fue más tranquilo, aunque la elevada cuenta de pitcheos de Santana ponía en aprietos al manager Terry Collins, quien previo al juego deslizó que había fijado entre 110 y 115 pitcheos el límite por salida para su as.
“No podía sacarlo”, señaló Collins con la voz entrecortada.
En la décima primera apertura de esta campaña, tras perderse todo 2011 por una operación en el hombro, Santana totalizó 134 pitcheos, la mayor cantidad en su carrera.
Luego de poncharse en su turno al bate en el octavo, Santana pasó de largo frente a Collins y el coach de pitcheo Dan Warthen. Primero se tomó un vaso de agua, se acomodó el gorro y volvió a la lomita para el último acto de la noche del dos veces ganador del Cy Young.
Con los 27.069 espectadores de pie, todos gritando, Santana retiró a Matt Holliday y Allen Craig con elevados a los jardines.
El out 27 fue con un ponche a David Freese, quien le hizo swing a un cambio en cuenta de 3-2. Freese, el Jugador Más Valioso de la pasada Serie Mundial, rasguñó la pelota y el receptor Josh Thole acabó de atraparla.
Santana recetó ocho ponches y concedió cinco boletos para el tercer juego sin hits de esta temporada, tras los lanzados por Jered Weaver y Philip Humber, éste último perfecto.
“Fantástico. Cuando empecé la temporada sólo quiere volver, permanecer sano y ayudar al equipo”, dijo Santana. “Y ahora estoy en esta situación en la ciudad más grande del béisbol”.
Se había sumado a Carlos Zambrano (2008 con los Cachorros), Aníbal Sánchez (2006 con los Marlins) y Wilson Alvarez (1991 con los Medias Blancas) en un cuarteto de venezolanos con juegos sin hits en las mayores.
En lo ofensivo, Lucas Duda sacudió un jonrón de tres carreras ante Adam Wainwright (4-6).
Los Padres de San Diego, que debutaron en 1969, quedan ahora como el único equipo sin un juego sin hits.
“Todos hicimos historia esta noche”, arengó un eufórico Santana a sus compañeros dentro del vestuario.
Y es que los Mets había aguardado toda una eternidad por este momento.
Incluso existía un portal de Internet dedicadado exclusivamente a llevar la cuenta de juegos sin conseguir la faena: http://nonohitters.com/
Lo curioso para los Mets es que siete lanzadores, muchos de ellos nombres ilustres, lograron tirar un juego sin hits tras irse del equipo. Es una lista que incluye a Tom Seaver y Nolan Ryan, ambos miembros del Salón de la Fama. También lo hicieron Dwight Gooden, David Cone, Mike Scott e Hideo Nomo. El último se dio el 21 de abril con Humber, uno de los prospectos que traspasaron a Minnesota dentro del canje en el que adquirieron a Santana antes de la campaña de 2008.
“Es un honor bastante grande. Cuando llegue hoy al estadio no tenía idea de que algo así podía suceder”, declaró Santana. “Venía con la intención de hacer las cosas bien, de establecer mi recta para lanzar el cambio, mi slider y esperar que mi equipo respondiera y que anotaran carreras”.
“A medida que fue pasando el juego, pues todo fue cambiando … Ver que mis compañeros tuvieron la capacidad de anotar carreras, hizo que las cosas fueran mucho más fáciles”, añadió. “A toda Venezuela, muchísimas gracias. Esto es para ustedes, a mi familia, a Tovar (su pueblo natal), sé que me están viendo”.
Y Santana no se enfrentó a un rival para nada débil, ya que San Luis comenzó la jornada al frente de la Liga Nacional en promedio de bate, embasado, slugging y diferencial de carreras.
Este fue el octavo juego sin hits en contra de los Cardenales y el primero desde que el mexicano Fernando Valenzuela lo hizo para los Dodgers en 1990.
“Creo que nadie se esperaba algo semejante esta noche, todo le salió perfecto”, dijo el puertorriqueño Beltrán. “Esto debe tener un significado enorme para él, después de la lesión … No estoy contento, pero al mismo tiempo él es un magnífico ser humano y estoy por contento por él”.