Cuatro grandes ausentes del juego en el 2017: dos que seguirán como ejemplos vivientes del Béisbol Organizado, y dos que dejaron este mundo, cuando la fama, la gloria y el dinero, apenas les sonría.
por Antonio Andraus Burgos
David Ortiz, Mark Teixeira, Yordano Ventura y José Fernández, ya no harán parte del espectáculo del béisbol desde este 2017: dos que seguirán siendo ejemplos vivientes del Béisbol Organizado, y dos que dejaron este mundo cuando nadie lo esperaba, yéndose en un abrir y cerrar de ojos, en plena juventud, cuando todo empezaba a sonreírles.
Sí, el título que otorga el béisbol de las Grandes Ligas para los bateadores designados de las novenas en la Liga Americana, está bautizado con el hasta hoy grande entre los grandes, Édgar Martínez, pero para el ‘’Big Papi’’ Ortiz la fama empieza a hacer parte de su leyenda.
Y si para los bateadores ambidiestros hay un punto de referencia, como lo es el formidable Mickey Mantle, para Mark Teixeira su brillante carrera terminó al cierre de la pasada temporada, cuando las dolencias físicas lo obligaron a anunciar su retiro, dejando una estela de grandeza que es indiscutida, al ingresar al privilegiado grupo de los cinco mejores peloteros en batear por ambos lados del pentágono, 400 o más jonrones en su carrera.
Esos son dos de los grandes ausentes para la temporada del béisbol de las Grandes Ligas de este 2017, pero adicionalmente, hay dos más, que se fueron muy jóvenes de este mundo, cuando acariciaban los mejores frutos en la carrera profesional dentro del béisbol: los lanzadores, el dominicano Yordano Ventura, y el cubano José Fernández.
‘’El Big Papi’’
Los Medias Rojas de Boston encontraron en David Ortiz, el ‘’Big Papi’’, la fisonomía del jugador que luce con orgullo el uniforme, y para el caso, el ilustre hijo de Santo Domingo, en sus 14 temporadas de las 20 que estuvo en las Grandes Ligas, defendió con denodado empeño su tarea como defensor de vez en cuando del primer cojín, pero siendo utilizado, con lujo de detalles, como bateador designado de la novena.
Ganador de tres anillos de Serie Mundial, el primero de ellos en ese inolvidable 2004 cuando los Medias Rojas rompieron con el ‘’hechizo’’ del Bambino, después de 86 años, conquistando la corona del Clásico de Otoño, el insigne jugador dominicano será recordado ayer, hoy y siempre entre los aficionados que van a ver ganar o perder en el Fenway Park a su equipo, no sólo por el carisma que derrochaba sino por su forma de ser, como consistente bateador y como un pelotero lleno de clase, pundonor deportivo y sus deseos siempre de aportar a la divisa.
Camino a la grandeza de muy pocos, ‘’Big Papi’’ le ha dado renombre al bateador designado, con 541 cuadrangulares despachados, todos como bateador zurdo, 1.769 carreras remolcadas, con promedio ofensivo de por vida de 286, producto de 2.472 imparables en 8.640 turnos al bate, dejando de lado el juego cuando apenas cumplió los 40 años, una decisión que tomó al considerar que su ajetreo deportivo era más que suficiente para irse en el mejor momento de su vida deportiva, como que en el 2016, bateó para ofensiva de 315, 169 indiscutibles en 537 turnos, con 38 ‘’bambinazos’’ y 127 carreras fletadas hasta el pentágono.
El dominicano desde cuando anunció su retiro, sabía que su determinación no aceptaba discusión alguna y que es mejor retirarse a tiempo, que abandonar el juego cuando ya las condiciones empiezan a hacer mella en sus condiciones físicas y mentales para cumplir cabalmente con el sagrado deber de jugar una temporada de Grandes Ligas.
Con ambas manos
Para los bateadores ambidiestros, el punto de referencia es Mickey Mantle. Y detrás él, se acomodan los demás. Por lo menos, así lo señala la historia y los numeritos de los más destacados peloteros que bateando con ambas manos, han sido destacados en el mundo del béisbol de las Grandes Ligas.
Y Mark Teixeira es uno de ellos, quien tras trajinar 14 temporadas en la Gran Carpa, abandona el juego antes de cumplir los 37 años, acosado por dolorosas lesiones físicas que le fueron mermando en su capacidad de juego en las tres últimas campañas, luciendo el uniforme de los Yanquis de Nueva York, con cuya novena participó en las últimas 8 jornadas de la Gran Carpa.
Jugando para los Vigilantes de Texas, los Bravos de Atlanta, los Angelinos de California y los Yanquis, Teixeira exhibió con naturalidad ser un buen defensor de la primera almohadilla, como que fue ganador de 5 Guantes de Oro en esa posición, y 3 bates de plata por su ofensiva, un anillo de Serie Mundial en el 2009 con los Yanquis, su nombre queda inscrito entre los 5 primeros peloteros de todos los tiempos en llegar a 400 o más cuadrangulares, como bateador por ambos lados del plato.
Por encima de Teixeira, aparecen nada más y nada menos que Mickey Mantle, con 536 tablazos de circuito completo; Eddie Murray, con 504 ‘’bambinazos’’; Chipper Jones, con 468 ‘’vuelacercas’’ y el boricua Carlos Beltrán, quien estando activo y con 421 cuadrangulares, puede aumentar la cuenta por las actuaciones que tendrá en el presente año, mientras que Mark se queda con 409 jonrones de por vida, por lo que su nombre siempre aparecerá entre los mejores bateadores ambidiestros de largo alcance de todos los tiempos.
Teixeira además compiló 408 dobletes, con bateo de por vida de 268, producto de 1.862 inatrapables en 6.936 turnos al bate, 1.298 carreras impulsadas y 1.099 anotadas.
Toda una aventura
De Yordano Ventura se podrán decir muchas cosas, quizás más de lo que el común de la gente del deporte, y en especial, del béisbol, puede sentir y presentir de un momento a otro, pero nadie podrá jamás pensar un solo instante en que no era un pelotero competitivo las 24 horas del día, por el juego que tanto lo apasionaba.
Manejando una serie de profundos y complicados conflictos personales y hasta pasionales, Yordano estaba empezando a acariciar las mieles del triunfo y de la fortuna económica, cuando la muerte lo sorprendió en la ruta del camino a San Adrián, una carretera llena de muchos altibajos y verdaderamente peligrosa, pereciendo en la madrugada del pasado 22 de enero de este año.
Debutando en septiembre del 2013, Yordano hizo parte del núcleo de jugadores que le dieron la consistencia necesaria a los Reales de Kansas City para capturar el título de la Serie Mundial de 2016, empinándose como uno de los mejores serpentineros en el Béisbol Organizado, al aparecer en el firmamento de aquél sexto Juego de la Cita de Otoño, para ofrecer una memorable actuación desde la loma de los sustos.
Con apenas 25 años, con 470 ponches propinados, 38 victorias acreditadas y 31 derrotas aceptadas, para efectividad de 3.89, en tres largas temporadas, el derecho dominicano fue un retador de tiempo completo frente a los bateadores, y en mas de una oportunidad, se vio involucrado en serias controversias dentro de los diamantes.
Yordano Ventura deja un inmenso vacío para la rotación de los Reales, así como su semblanza como persona y como jugador, y jamás volveremos a verlo con esa estampa de luchador, defendiendo con ahínco y decisión, el uniforme del club que le dio la oportunidad de llegar a las Mayores desde aquel septiembre de 2013.
‘’Es un soplo la vida…’’
Como dice el tango del inolvidable Carlos Gardel, ‘’ que es un soplo la vida… que 20 años no es nada…’’, así fue sencillamente la vida del diestro cubano José Fernández, la fulgurante estrella de los Marlins de Miami, que llegando a la cúspide de su capacidad de juego, también se fue de un momento para otro de este mundo, cuando tenía por delante un brillante porvenir.
Se consolidaba como uno de los mejores lanzadores de la Gran Carpa y quizás, como el mejor de los Marlins para muchos años, pues con apenas 24 años, y tres largas temporadas con su novena, ya acumulaba 38 victorias contra apenas 17 derrotas, 2.58 de carreras limpias por juego y 589 abanicados con la brisa, a pesar de haber perdido buena parte de las campañas del 2014 y del 2015, cuando fue sometido a la operación Tommy John, después de haber sido ungido como Novato del Año en la Liga Nacional del 2013, cuando mostró una tarjeta de 12 ganados y 6 perdidos, con efectividad de 2.19 y 187 ponches propinados.
En la fatídica madrugada del 25 de septiembre del 2016, José pereció en un accidente náutico cerca a las playas de Miami Beach, dejando huérfanos a sus compañeros de equipo, a su afición y a su familia, que tenía en él todas las esperanzas y un futuro por de más de brillante, y a los Marlins, cuyo equipo ha sentido su gran ausencia ahora más que nunca, con motivo de los entrenamientos primaverales.
Los Marlins, su afición, su familia y el béisbol de las Grandes Ligas, en un abrir y cerrar de ojos, perdieron a uno de los lanzadores más valiosos de la industria y, posiblemente, a uno de los más importantes de Cuba en el nuevo siglo.
Yordano y José dejaron este mundo cuando la fama, la gloria y el dinero apenas les sonría, y sus trágicas desapariciones confirman una vez más lo frágil que es la vida.