Los Mets perdieron el equilibrio en los momentos decisivos de la Serie Mundial. La novena de Kansas City se alzó con el Clásico de Otoño ganando 4 partidos y perdiendo solo 1. Nueva York amaneció de luto.
:P0r Antonio Andraus Burgo
Los Reales de Kansas City cobraron sobre el terreno de juego la sed de venganza que tenían desde hace un año, cuando perdieron la Serie Mundial frente a los Gigantes de San Francisco y a la extraordinaria labor del zurdo Madison Bumgarner. Y lo hicieron jugando el béisbol que saben hacer sobre los diamantes, el mismo que no pudieron desarrollar en la final de hace un año.
En esta oportunidad, los campeones de la Liga Americana llegaron al Clásico de Otoño por la vía del título Central de su circuito, superando a los Astros de Houston en la jornada divisional, en donde tenían apoyo dividido; y a los Azulejos de Toronto en la serie por el título, cuando no contaban con el favoritismo para ganar, explotaron a fondo su garra competitiva, sacaron a relucir todo su talento en los momentos claves de los juegos y no dejaron de ser agresivos para jugar el béisbol, en ningún pasaje de la Cita de Octubre.
Los Mets de Nueva York que igualmente clasificaron conquistando su corona divisional del Este de la Liga Nacional, mostraron buen béisbol en la serie divisional frente a los ‘’millonarios’’ Dodgers de Los Ángeles, y generaron optimismo en la lucha por la corona frente a los Cachorros de Chicago, a los que batieron a paso de vencedores de manera inobjetable, pero perdieron el equilibrio físico y mental en los momentos cruciales de los partidos de la Serie Mundial.
Los Reales tienen todo el derecho a celebrar, y con muchas ganas, esta corona del Clásico de Otoño, que no alcanzaban desde hacía 30 años y que se les escapó de las manos hace apenas un año, ante su propio público en el ‘’Kauffman Stadium’’ de Kansas.
De atrás hacia adelante
No les fue fácil a los Reales conquistar esta corona del béisbol de las Grandes Ligas, pero nunca, nunca se entregaron.
En el primer partido, perdían 4 por 3 al cierre de 7 actos completos, y un cuadrangular en el octavo de Alex Gordon frente al taponero de los Mets, Jeurys Familia, igualó la pizarra y luego, en 14 episodios, ganaron 5-4 cuando Alcides Escobar se embasó por error de David Wright con batazo sobre la ‘’esquina caliente’’, avanzó hasta tercera con sencillo de Ben Zobrist y anotó con elevado de sacrificio de Lorenzo Caín.
En el segundo, se impusieron de manera contundente 7 carreras por 1, con joya del lanzador derecho dominicano Johnny Cueto, fabricando 4 carreras en el quinto acto y rubricaron la victoria con 3 más en el cierre del octavo, para tomar una ventaja que les despejó el camino para ganar finalmente el Clásico de Otoño, ambas victorias jugando en su casa, en Kansas City.
En el tercero, inexplicablemente su abridor dominicano derecho Jordano Ventura perdió el control y la velocidad de sus lanzamientos en apenas 3 capítulos y un tercio, además de que el equipo jugó con errores tanto físicos como mentales, incluyendo uno del propio lanzador; otro del guardabosques derecho el boricua Alex Ríos, y uno más del relevista venezolano Franklin Morales, mientras que Noah Syndergaard se creció desde el montículo para guiar a los Mets a la única victoria de la final, 9-3.
En el cuarto, otra vez los Reales viniendo de atrás hacia adelante, triunfando 5-3. Perdían en 5 capítulos completos 2-1. Igualaron el tablero a 2 en el sexto con doblete de Ben Zobrist y sencillo de Lorenzo Caín; asegurando la victoria con racimo de 3, en la apertura del octavo, con 2 bases por bolas, costoso error del segunda base Daniel Murphy sobre roletazo de Eric Hosmer, y par de sencillos de Mike Moustakas y del venezolano Salvador Pérez.
Y en el quinto, los tres últimos desafíos jugados en el Citi Field de Nueva York, los Reales volvieron a imponer su ley, viniendo de atrás cuando perdían 2-0 en 8 entradas completas, con soberano concierto de serpentinas del derecho Matt Harvey, de los Mets; igualaron la pizarra a 2 en la apertura del noveno, con par jugadas que dejaron mucho que desear en la defensiva de los Mets, y fabricaron 5 carreras en el décimo segundo episodio, contando con otro error de la novena de casa, para triunfar 7-2 y consagrarse campeones de la Serie Mundial.
Más que satisfechos
Ned Yost, el gran capataz de los Reales, debe sentirse más que orgulloso de su tropa, pero todos los integrantes de la novena están más que satisfechos por lo que hicieron, de principio a fin, este año.
Si bien no contó con la misma nómina de hace un año, los que llegaron, Kendrys Morales, Ben Zobrist y Alex Ríos, entre otros, contribuyeron enormemente a que la novena saliera adelante, con una rotación buena pero con un cuerpo de relevistas excelentes, a pesar de que no contaron con Greg Holland, su estrella del noveno episodio.
Pero es que el grupo de Yost practicó el béisbol que saben hacer: tocando la pelota cuando es necesario, dando el indiscutible cuando se necesita, estafándose la base cuando se requiere, pegando el elevado de sacrifico cuando la carrera está a 90 pies del pentágono, y ser pacientes cuando se está consumiendo los turnos al bate.
Todos esos ingredientes fundamentales en el juego del béisbol, le dieron a los Reales la fórmula ganadora en esta temporada de 2015 que acaba de concluir, y sin excepción alguna, los peloteros de la plantilla deben sentirse satisfechos por la labor realizada.
El venezolano Alcides Escobar fue una bujía que nunca dejó de funcionar. Ben Zobrist se lució tanto en el campo como con el bate. Lorenzo Caín dio tranquilidad absoluta en el bosque central, produjo carreras cuando fue necesario, bateó bien y se estafó las bases que consideró en el momento indicado. Eric Hosmer hizo respetar la posición de cuarto bate y en el primer cojín estuvo bien. Mike Moustakas además de jugar muy bien en la ‘’esquina caliente’’, pegó batazos oportunos. El venezolano Salvador Pérez, trajinado, golpeado, pero sereno y seguro, tanto detrás de la receptora como el madero a la ofensiva, fue el grande entre los grandes. Alex Gordon eficaz y decisivo en momentos cruciales; y el boricua Alex Ríos bien en términos generales aun cuando mentalmente estuvo ‘’fuera de juego’’ en algunos pasajes.
Bueno, y hombres como el cubano Kendrys Morales, el bateador designado, que respondió en todo momento; el guarda bosques derecho brasileño, Paulo Orlando, siempre listo a la defensiva y bateando como muy pocos esperaban; el emergente boricua Christian Colón, quien con su último turno al bate remolcando con inatrapable una de las carreras ganadoras, confirmó lo valioso de su presencia en la nómina; de Jarrod Dyson, un corredor sustituto que sabía para qué lo utilizaban, y el propio Raúl Mondesí Jr., el muchacho de apenas 20 años que queda inscrito en la historia del béisbol como el único pelotero en llegar a las Grandes Ligas debutando en la Serie Mundial, aun cuando se haya ponchado en su turno oficial, dejaron su huella en la novena.
Y de los lanzadores, ni hablar. Los dominicanos Yordano Ventura, Edinson Vólquez, Bartolo Colón, Kelvin Herrera y Johnny Cueto; Chris Young, Ryan Madson, Luke Hochevar, Danny Duffy, Kris Medlen y el taponero Wade Davis, aportaron buena parte de la arena que se necesitó para construir ‘’el edificio de la victoria’’ de estos sensacionales Reales.
El valioso Salvador
Para rematar la faena, Salvador Pérez, el venezolano y receptor titular de los Reales, fue ungido como ‘’El Pelotero Más Valioso’’ de esta Mundial, con méritos más que suficientes para la captura del trofeo.
Salvador despachó 8 inatrapables en 22 turnos, para promedio de 364 con el bate, el mejor del clásico en los 5 partidos, incluyendo par de dobletes; 2 ponches y 1 base por bolas; 2 carreras impulsadas y 3 anotadas; capturó a 2 rivales intentando estafar bases y fue el incansable hombre detrás del pentágono para recibir los envíos de todos sus compañeros lanzadores.
El espigado receptor es además, candidato una vez más para recibir el Guante de Oro de este año en su posición por la Liga Americana, y quienes le siguen de cerca los pasos, dicen que está en el camino correcto para convertirse en un nuevo Yadier Molina, el reconocido jugador de los Cardenales de San Luis desde hace algunos años.
Los desequilibrios
Los Mets no exhibieron su juego acostumbrado en la Serie Mundial y, antes por el contrario, los desequilibrios emocionales más los físicos, así como los errores dentro del juego, dejaron por fuera las eventuales opciones que tuvieron para conquistar el Clásico y derrotar a los campeones de la Liga Americana.
Yoenis Céspedes jugó a medias por la lesión de su hombro derecho. A la defensiva perdió aquella pelota bateada por Alcides Escobar en el primer episodio del primer partido, que finalmente se convirtió en cuadrangular. Y después tuvo otra de jugada similar. Hizo falta el panameño Rubén Tejada en el campo corto, no tanto por su buena manilla sino por la acción ofensiva, porque Wilmer Flóres lo hizo bien a la defensiva pero con el uso del bate, nada de nada.
A la ofensiva, peloteros valiosos como David Wright, Daniel Murphy, Yoenis Céspedes, Lucas Duda y Travis d’ Arnaud, no respondieron en la final; los relevistas perdieron su eficiencia en momentos menos esperados, hasta el punto que su taponero Jeurys Familia desperdició los 3 partidos que necesitaba asegurar; Tyler Clyppard, en el cuarto juego, no encontró la vía de los buenos lanzamientos, otorgando costosas par de bases por bolas, apenas citando aquí lo más evidente.
Pero además, los errores de campo fueron fatales. Todos los que cometió el segunda base Daniel Murphy fueron costosos. David Wright en nuestra opinión trató de hacer más de lo necesario, y en el último encuentro, la pelota que sale a atrapar bateada por Salvador Pérez con hombre en tercera, era simple y llanamente para el torpedero Wilmer Flóres. Esa maniobra permitió que Eric Hosmer anotara la del empate en el noveno, porque Lucas Duda, luego de hacer el out en la inicial, hizo un pésimo envío al plato para intentar un doble out. Si Lucas lo hace bien, a lo mejor Hosmer es out.
Wright se equivocó de buena fe, seguramente. O quiso hacer más de lo que podía. El batazo era para Flóres. Él debía permanecer en su ‘’esquina caliente’’ porque tenía corredor en la almohadilla. Si David se queda custodiando su base, Hosmer no hubiese tomado la ventaja necesaria par desprenderse hacia el plato una vez Wright soltó la esférica a la inicial.
Y luego, otro error de Daniel Murphy, en el décimo segundo acto, este frente al batazo del brasileño Paulo Orlando. Y el racimo de las 5 carreras. Y en fin. Y lo demás, ya es historia.
Ni qué decir sobre Travis DÀrnaud a la defensiva. Siete corredores salieron al robo de las almohadillas, y todos llegaron sin complicaciones, No pudo fabricar un solo out desde la receptoría. Los corredores de los Reales le midieron el brazo con facilidad y por eso tuvieron tantas ventajas en la circulación sobre las bases.
Costosa decisión
Nunca sabremos a ciencia cierta si fue Terry Collins el absoluto responsable de mantener en la lomita para abrir el noveno acto a su crédito Matt Harvey, tras 8 sensacionales capítulos laborados. O si fue el propio Harvey quien le pidió dejarlo en su tarea abriendo el noveno. O si fue Matt quien a lo mejor exigió que quería terminar el juego, ese quinto partido de la Serie Mundial.
Para nosotros, sin embargo, que no estamos acostumbrados a criticar las decisiones de los dirigentes de las novenas en el béisbol de las Grandes Ligas, tenemos que decir, franca y abiertamente, que esa decisión de dejar sobre la lomita a Harvey le costó el juego a los Mets. Seguramente que la historia más adelante nos dará la razón.
Ese episodio nos hizo acordar otro triste y similar, en que Grady Little, el entonces piloto de los Medias Rojas de Boston, a solicitud del hoy miembro del Salón de la Fama, el dominicano Pedro Martínez, le pidió que lo dejará un poco más frente a los Yanquis de Nueva York, en aquella final del campeonato de 2003, cuando ya sus fuerzas empezaban a flaquear. La historia probó que la decisión de Little de dejar a Pedro fue error inmenso para el crucial momento del juego.
Eso mismo acaba de ocurrir con Collins y Harvey. Craso error dejarlo en el montículo cuando ya su capacidad de juego había sido entregada en su totalidad en 8 formidables episodios de juego.
Cuando en el beisbol se juega más con el corazón que con la razón, suceden estas cosas… de modo que será para la próxima.
Nueva York amaneció de luto, especialmente la afición de los Mets que este año inspiraron muchas ilusiones, pero hay que saber encajar las derrotas, porque de ellas seguramente muchas cosas se aprenden. Ojalá de verdad se aprendan…