NUEVA YORK – Hace apenas unos días,Luis Severino fue abucheado en el Yankee Stadium durante el Juego del Comodín de la Liga Americana ante los Mellizos, partido que abandonó en el primer inning tras haber permitido tres carreras y retirado a un solo bateador. Fue una actuación poco característica de parte del dominicano, quien fue el mejor abridor de los Yankees en la temporada regular y por eso fue señalado para el juego de muerte súbita.
Afortunadamente para Severino, los Yankees remontaron para vencer a Minnesota y avanzar a la Serie Divisional de la Liga Americana contra los Indios. Tras perder los primeros dos compromisos en Cleveland, los Bombarderos ganaron el domingo para obligar un Juego 4 y darle otra oportunidad al joven serpentinero.
Esta vez, en lugar de abucheos, en el Bronx se escuchó un coro de “SE-VE-RI-NO”.
Y es que el oriundo de Sabana del Mar trabajó siete entradas el lunes, en las que toleró tres carreras, ponchó a nueve bateadores y otorgó solamente un boleto para ayudar a los Yankees a vencer 8-3 a los Indios en el Juego 4 de la SDLA. Gracias a su esfuerzo, la serie se traslada a Cleveland para un quinto partido decisivo el miércoles.
“Me sentí muy bien”, dijo Severino acerca de su actuación ante la Tribu. “La localización de mis pitcheos estuvo muy buena. Creo que esa fue la diferencia principal”.
El manager de los Yankees, Joe Girardi, elogió el aplomo que demostró el quisqueyano de 23 años de edad.
“Le dije después del juego que maduró mucho hoy”, dijo Girardi. “Comenzó a cansarse después del sexto inning, y fue contra la parte de la alineación que le había dado problema, pero pudo tirar una entrada más, que fue muy importante para nuestro bullpen. Para mí, eso es madurar”.
Una de las claves para Severino en el Juego 4 fue dominar las emociones que lo traicionaron ante Minnesota. En ese sentido, el quisqueyano les pidió ayuda a dos de sus compañeros de equipo y compatriotas, el receptor Gary Sánchez y el segunda base Starlin Castro.
“Hablé con Gary y le dije, ‘Si tú me ves un poco inquieto, habla conmigo. Ve hablar conmigo'”, contó Severino. “Igual con Castro. Eso fue lo que me ayudó mucho”.
“Creo que pudo relajarse mucho más”, agrego Girardi. “Pudo controlar su adrenalina. Creo que la primera recta que tiró ante Minnesota fue de 100 [millas por hora]. [El lunes] la primera estuvo quizás como en 96 [mph]. Pudo serenarse y hacer sus pitcheos, en lugar de depender de poder”.