Rafa Nadal tiene la oportunidad en Wimbledon de ganar su Grand Slam número once. Y es optimista. Tras entrenarse con Feliciano López, reveló que la victoria en Roland Garros le ha dado una gran tranquilidad. Está fino.
Vuelve a producirse un cambio de situación tras Roland Garros: otra superficie, otro ambiente, otras bolas
En general puede ser así, pero no tanto, porque en todos los años que yo he llegado aquí con opciones, siempre ha sido lo mismo, he venido de ganar en Roland Garros y son las mismas bolas de siempre. Para eso voy al Queens y empezamos a entrenar aquí con varios días de antelación, desde el miércoles. Ganar Roland Garros sí te da gran calma extra. Hemos entrenado bien y me encuentro quizá mejor de lo que habíamos esperado.
Se juega en hierba: hay que hacer ajustes.
Aquí, la movilidad es vital. La pista es más rápida y el saque es más importante, pero esto es para todos. Todos los buenos golpes les corren más a todos. Para lograr lo que en tierra igual se consigue con cinco golpes, aquí puede bastar con dos o tres. Hay que jugar agresivo y aprovechar las pocas oportunidades que hay. Si se juega demasiado defensivo, aquí es imposible. El único problema en la hierba puede ser a veces cuando se juega contra un gran sacador, el juego se acelera demasiado y no es agradable, porque en muchos juegos sientes que ni tocas la bola. Pero esta pista acepta más el error. Si restas, es fantástico: se puede cortar la bola, ir a la red. La tierra obliga a más intercambios sin cometer errores.
¿Está de acuerdo con Djokovic, que pronostica a Nadal más años que nadie en la cumbre?
No se sabe, nadie puede saberlo, ni Novak ni yo. Si lo dice porque ya he ganado lo que he ganado, pues eso es lo que tengo avanzado; lo que vendrá depende de cosas que ya nadie sabe. Depende del cuerpo, de la mente, de las ganas y la ilusión que te permitan seguir haciendo esos extras de esfuerzo. Todo tiene un comienzo y un final, pero no sé cuándo puede llegar mi final. No puedo adivinarlo. En todo caso, ojalá Novak esté en lo cierto.