Rafa superó al italiano con más problemas de lo que indica el marcador (7-6, 6-4 y 6-4). Su rival será el japonés Nishikori, que derrotó al francés Benoit Paire.
Con el sol al fin entre las viejas celosías con la Cruz de San Andrés, la gentil Pista Philippe Chatrier rugía ardorosamente: “Fabio”, “Fabio”. El tal Fabio, el objeto del deseo, era el showman Fabio Fognini, un hombre del espectáculo al que José Perlas intenta disciplinar como puede. Frente a Fabio se alzaba Rafael Nadal: no un hombre del espectáculo y sí un hombre que detesta perder.
Con 6-5, Fognini sacó para ganar el primer set a Nadal, el gladiador para quien el buen público de la Chatrier intenta desesperadamente bajar el pulgar. Nadal sufrió y Nadal resistió el asalto ciclotímico de Fognini, que había cancelado tres puntos de set a favor de Rafa con 4-5 y servicio. En el tiebreak, un punto delirante de ida y vuelta firmó el 5-4 para Nadal, quien cerró la manga en esa muerte súbita, al quinto set point. Entre genialidades bipolares de Fognini y ansiedades de un Nadal en pleno combate interior, los sets segundo y tercero sellaron el pase de Rafa con doble 6-4: en el tercero, Fognini aún remó hasta 5-4 desde el 5-1 para Nadal, quien sentenció con un juego de saque en blanco.
‘Máquina’. Fognini se fue “molto contento”. Y alabó a Rafa: “Es una máquina”. Pero la Chatrier ya acecha el siguiente turno de Nadal: mañana, en octavos, ante Kei Nishikori, el japonés de Florida al que Rafa ha ganado cuatro de cuatro. Desde 1938, Nishikori es el primer japonés en octavos de Roland Garros. Si Ferrer gana hoy a Anderson, asegurará su cruce de cuartos con Almagro o Robredo y de paso, un semifinalista español. Entre morisquetas, Djokovic aplastó a Dimitrov (6-2, 6-2, 6-3) y tiene ahora a Kohlschreiber, que se impuso al rumano Victor Hanescu (6-0, 7-6, 6-1). Entre cruces de San Andrés, Rafa Nadal sufre, resiste y gana.