Rinden homenaje a víctimas de la masacre en Fort Hood
EFE
El presidente Barack Obama, aseguró hoy que “ninguna fe justifica estos actos asesinos”, al participar en el funeral de las 13 víctimas de la matanza el pasado jueves en la base militar de Fort Hood, en Texas.
“Sus seres queridos perduran en la vida de nuestra nación”, declaró Obama en una emotiva ceremonia a la que asistieron 15.000 personas, según la cifra proporcionada por el Ejército de Tierra estadounidense.
El presidente aseguró que el culpable de la matanza, en la que también quedaron heridas una treintena de personas, “tendrá que encarar la justicia, en esta vida y en la de más allá”.
La matanza se atribuye al psiquiatra militar Nidal Malik Hassan, de 39 años y que el martes salió del coma en que se encontraba.
El presidente, en la primera ocasión de su mandato en la que le ha tocado canalizar el dolor de su país, rindió homenaje a las trece víctimas, entre las que se encontraba la soldado hispana Francheska Vélez, de 21 años y embarazada de nueve semanas.
Vélez, “la hija de un padre colombiano y madre puertorriqueña, había cumplido servicio en Corea del Sur e Irak, e iba a seguir una carrera en el Ejército. Cuando fue asesinada, estaba embarazada de su primer hijo y esta muy ilusionada con la idea de ser madre”, recordó Obama.
El presidente también rindió homenaje al comandante Libardo Caraveo, psicólogo de 52 años y origen mexicano, que llegó al país en su adolescencia sin apenas hablar inglés, pero superó los obstáculos para lograr un doctorado y actualmente “ayudaba a las unidades de combate a superar la tensión del despliegue”.
En torno al estrado se encontraban trece pares de botas militares sobre las que en cada una se colocó un fusil M4 y un casco, de acuerdo con la tradición militar estadounidense para honrar a los caídos, además, junto a las botas se colocaron fotografías de cada una de las víctimas mortales.
El funeral comenzó con la interpretación del himno estadounidense, mientras Obama, que retrasó un día su primera gira presidencial a Asia para asistir a la ceremonia, y su esposa, Michelle, escuchaban con la mano en el pecho, como el resto de los presentes.
“Puede ser difícil entender la retorcida razón que llevó a esta tragedia. Pero sí sabemos esto, que ninguna fe justifica estos actos asesinos y cobardes. Ningún Dios justo y amante los ve con buenos ojos”, sostuvo el presidente estadounidense, mientras algunos de los familiares, algunos de los cuales lucían broches con los colores de la bandera estadounidense, no podían contener las lágrimas.
Previamente, Obama, acompañado de su esposa se reunió con familiares de las víctimas y con algunos de los heridos en el incidente, ya dados de alta.
Tras la ceremonia, el presidente tenía previsto desplazarse al hospital, para visitar a otros heridos que permanecen aún ingresados.
Las autoridades federales continúan investigando los motivos que llevaron al psiquiatra militar Nidal Malik Hasan, de 39 años, que tiene grado de mayor y estaba destacado en Fort Hood a la espera de ser enviado a Afganistán, a abrir fuego en el centro de adiestramiento y matar a 12 soldados y un civil.
Aunque la teoría principal sigue siendo que Hasan actuó solo y sin instigadores, el registro de su ordenador y sus cuentas de correo electrónico ha revelado visitas a múltiples páginas web que esgrimen ideas islamistas, según las autoridades.
Según la cadena ABC, que cita al congresista republicano Peter Hoekstra, las agencias de inteligencia estaban al corriente “desde hace meses” de los intentos del sospechoso de ponerse en contacto con simpatizantes de Al Qaeda.
La matanza y la investigación sobre lo ocurrido, se produce en un momento delicado para el presidente Obama, quien se encuentra inmerso en un proceso para determinar la nueva estrategia para la guerra en Afganistán.
El presidente tiene previsto mantener una reunión hoy con su equipo de seguridad nacional, la octava y quizás la última antes de tomar una decisión definitiva.
Dentro de este proceso, Obama visitó hace dos semanas la base militar de Dover, en Delaware, donde presenció la llegada y la entrega a sus familias de los cuerpos de soldados fallecidos en Afganistán.