Las Vegas (Nevada, EEUU), 15 nov (EFE).-
El filipino Manny Pacquiao se mostró “eufórico” después de haber derrotado por nocáut técnico en el duodécimo asalto al puertorriqueño Miguel Cotto y coneguir su séptimo título en categorías diferentes de peso, esta vez en el del welter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
“Aquí me quedo, será el tope de mi carrera en cuanto a la categoría, con el peso welter he hecho historia y será para siempre, para el boxeo filipino”, declaró Pacquiao, de 30 años, que como se esperaba impuso su velocidad, fuerza y pegada ante el gran corazón de Cotto.
Pacquiao, que hizo bueno todos los pronósticos y se llevó una bolsa de 13 millones de dólares, dijo que sólo en los primeros asaltos sintió algo la presión de Cotto, luego estuvo en control completo y sólo el gran corazón y valentia de su rival le impidió acabar antes la pelea.
“Nuestro plan era no tener prisa, tomarnos el tiempo necesario para asegurar el triunfo y eso fue lo que sucedió al final”, declaró Pacquiao. “Fue un combate muy duro el de esta noche y necesite tiempo para comprobar su poder”.
Pacquiao, con marca de 55-3-2 y 38 triunfos por la vía rápida, vio como su objetivo se cumplió cuando el árbitro de la pelea, el estadounidense Kenny Bayless, a los 55 segundos de haberse iniciado el duodécimo asalto, no permitió que Cotto recibiese más castigo.
El propio Bayless había ido a la esquina de Cotto al concluir el undécimo asalto para ver como se encontraba y aunque los cuidadores le pidieron que abandonase e intentaron tirar la toalla, el campeón boricua, todo corazón, quiso seguir la pelea, pero ya la tenía perdida.
En el décimo asalto la esposa y el hijo de Cotto salieron de la arena como preámbulo de que la esquina del boricua daría por terminada la pelea en el décimo primer asalto, pero el ahora ex campeón impidió a su equipo arrojar la toalla como símbolo de rendición.
Cotto, de 29 años, que concluyó la pelea con el rostro inflamado, y sangrando de los cortes que tenía en la cara y por la nariz, reconoció que al final no sabía por donde le llegaban los golpes.
“No sabía de donde me llegaban los puños”, declaró Cotto, que se llevó una bolsa de siete millones de dólares. “Manny Pacquiao es uno de los mejores boxeadores que me he enfrentado”.
Mientras Cotto tendrá que pensar sobre su futuro, los aficionados que llenaban el MGM Grand Arena, de Las Vegas, gritaban a coro “¡We want Floyd!, ¡We want Floyd!” (queremos a Floyd), en referencia al púgil invicto estadounidense Floyd Mayweather Jr.
“No tenemos ningún problema sobre la petición”, comentó Freddie Roach, el preparador y hombre de confianza de Pacquiao. “Deseo ver a Manny pelear con Mayweather”.
De realizarse la pelea, el próximo año, será sin lugar a dudas la más esperado y espectacular en mucho tiempo dentro del mundo del boxeo.
“Tenemos que pensar con tranquilidad en cuanto al futuro, pero lo que si tenemos muy claro es que está, la del peso welter, será la última división en la que peleare”, subrayó Pacquiao. “Es historia para mi y lo más importante, que lo consiguió un filipino”.
Pacquiao, que luego se iba a ir con su banda de música para tocar en un concierto, en Las Vegas, reiteró que cuando se trabaja duro, se tiene confianza en lo que uno hace, al final salen bien las cosas.
“Mi rival fue un gran peleador y muy valiente, me descubro ante su clase, pero nuestra meta era conseguir la victoria y por eso me obligo a prepararme todavía mucho mejor para poderlo superar”, señaló Pacquiao. “Me enfrente a un gran campeón de ahí que mi triunfo histórico también tenga es alto valor”.