Miguel Olivo llega a Colorado con buen inglés, y mejor juego
DENVER – ¿Me puedes ayudar con mi tarea? Esta es una petición muy común a menudo hecha por los niños a sus propios padres.
Y para el nuevo receptor de los Rockies, Miguel Olivo, esta petición fue un tanto difícil de cumplir al principio. El dominicano nunca se imaginó que mejorar sus habilidades y ayudar a sus hijos a hacer la tarea le ayudaría también a su desarrollo en el terreno de juego.
En 2009 con los Reales, Olivo pasó de la confusión a la hora de pedir sus pitcheadas a convertirse en un receptor tan confiable que el ganador del trofeo Cy Young por la Liga Americana, Zack Greinke, lo tuvo detrás del plato en todas menos una de sus salidas.
Nativo de la República Dominicana, el inglés es un segundo idioma muy distante para Olivo. Pero él y su esposa, Gloria, tienen cuatro hijos que ya van a la escuela primaria en Modesto, California — Sergio, de 11 años; Miguel Jr. y Alexey, ambos de 9; y Minaya, de 8 años; y necesitaban que papá rompiera un poco la barrera del idioma.
A Olivo, de 31 años de edad, le encantan los niños. Él y su esposa adoptaron a Sergio y Alexey, y Olivo dijo que también convive mucho con los dos hijos que Gloria tuvo de un matrimonio previo, Alex, de 22 años, y Érica, de 18. Pero el dominicano se dio cuenta que ayudarlos académicamente también forma parte del amor que tiene por ellos.
“Mi esposa, Gloria, me ayudó mucho -siempre me exhortaba a leer los periódicos”, dijo Olivo. “Mis hijos, ellos me piden ayuda con sus tareas. Poco a poco estoy mejorando. Todavía tengo mucho que aprender en cuanto a lectura.
La importancia de aprender el inglés hizo reflexionar a Olivo, quien debutó con los Medias Blancas en 2002 y ha jugado también para los Marineros, Padres, Marlins y Reales.
Olivo es conocido como un receptor que puede batear con poder. El dominicano ha finalizado cinco temporadas, incluyendo las últimas cuatro, en dobles cifras en cuadrangulares, culminando en una marca personal con 23 vuelacercas en 2009. La temporada pasada, con la insistencia del coach de pitcheo de los Reales Bob McClure, Olivo comenzó a prepararse para ser un catcher más completo.
“Hice mucho más el año pasado”, dijo Olivo. “Estuve más tiempo en el cuarto de video con todos los lanzadores, como Zack Greinke y los demás muchachos. Lo traté como si fuera una escuela, aprendiendo de los reportes de cada jugador. La cosa es que a principios de mi carrera yo no hablaba inglés muy bien. Ahora lo entiendo mejor y eso ha hecho las cosas mucho más fáciles”.
McClure y Olivo mantuvieron mucha comunicación. Ambos desarrollaron un sistema para prepararse para cada oponente. En lugar que comenzar con él a menudo complejo y largo reporte de cada bateador, el estudio de Olivo comenzaría con el video, casi siempre desde el avión del equipo. Entonces, Olivo, utilizando su mejoría en el inglés, se complementaría con la información escrita que necesitaba.
“Atléticamente es muy bueno – puede correr, batear para poder, tiene buen brazo”, destacó McClure. “Pero ahora se está enfocando más en dirigir el juego. Lo que me gusta de él es que siempre cuida de sus lanzadores. No importa que un día haya bateado de 4-0 si su pitcher ganó el partido, y eso es raro cuando eres un receptor con tan buen bate como Olivo”.
Olivo firmó un contrato por dos años y $2.5 millones garantizados más una opción para el 2011 para unirse al staff de receptores de los Rockies y reemplazar al venezolano Yorvit Torrealba, quien ahora jugará para los Padres. Olivo se une a Chris Iannetta, quien firmó un contrato por tres temporadas y $8.3 millones este invierno.
Olivo trae un par de ventajas a Colorado: Torrealba no bateaba para poder, mientras que los 67 jonrones de Olivo en las últimas cuatro campañas ocupan el cuarto puesto entre los receptores de Grandes Ligas.
Olivo también representa una mejora en cuanto a frenar el corrido de bases del adversario. Puso fuera al 28.2 por ciento (22 de 78) de los corredores de base la temporada pasada, ocupando la tercera posición entre los receptores de la Liga Americana.
Pero Olivo también llega a Colorado con un área que debe mejorar – su porcentaje en-base. Fue de .292 la campaña pasada, y ha sido por encima de los .300 por una temporada completa solamente una vez en du carrera. Sus 19 bases por bolas recibidas en 2009 se quedaron a sólo una de empatar su marca personal.
“Cuando tengo corredores a bordo, siempre trato de traerlos al plato”, destacó Olivo. “Me gusta hacer un swing fuerte, hacer contacto y producir carreras. No me describo a mí mismo como un bateador de poder, pero las cosas pasan, y el año pasado pude conectar algunos cuadrangulares.
“Estoy muy orgulloso de mí. He trabajado mucho, pero estoy tratando de ser más paciente en el plato. Espero que este año las cosas salgan mejor, reciba más bases por bolas y anote más carreras. Eso es lo que el equipo necesita para ganar”.